lunes, julio 20, 2020

Glocal business. Método gerencial para la glocalización de negocios

Glocal business
Método gerencial para la glocalización de negocios
Adriana Barrera Rodríguez. Marcos Fidel Barrera Morales

Revista Enfoques. No. 4 | Volumen 1 | Octubre - Diciembre 2017
http://doi.org/10.33996/revistaenfoques.v1i4.20. ISSN: 2016 - 8219
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Bolivia

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https://drive.google.com/file/d/1YTmORdWZsi618alVWNt64Na22O1EJTBj/view?usp=sharing


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Arte e intelectualidad

Arte e intelectualidad
Marcos Fidel Barrera Morales


Revista Estudios Culturales, 13 (25), enero-junio 2020. ISSN: 2665-0177. Print ISSN: 1856-8769
http://servicio.bc.uc.edu.ve/multidisciplinarias/estudios_culturales/
Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela

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El giro epistémico

El giro epistémico
Marcos Fidel Barrera Morales

Revista de Filosofía Lógoi. Nro. 36. 2019-2020
https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=11471
Universidad Católica Andrés Bello, Caracas.
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domingo, septiembre 16, 2018

El sentido de las cosas


El sentido de las cosas


Marcos Fidel Barrera Morales

A la manera de los vectores, dirección, sentido, propósito, orientación…


El sentido que cada quien otorga a las cosas está definido por la valoración que hace de sucesos, eventos, situaciones, también de personas, efectos y objetos. La significación que cada quien da a algo está determinada, además, por la incidencia que el aspecto en consideración produce en el protagonista, en sus allegados y contexto. En este caso está presente la valoración por causalidad.
Existe, también, el aprecio por las cosas derivado de la afectividad y aquel interés arraigado en las emociones. Lugar de privilegio presenta el apego a hechos, situaciones y procesos de orden lógico, racional, abstractivo. De igual manera existen ciertos atractivos que vinculan las preferencias con lo insondable, lo mistérico, lo ignoto.

Degradé
Es indudable que el aprecio de los hechos, situaciones y eventos presenta grados de valoración en cada quien. Si se prefiere, pueden identificarse intensidades, magnitudes. Por esto, en oportunidades, algunas circunstancias son objeto de atención inmediata y otras son relegadas a última instancia, a veces con desdén. Esto no impide que -para algunas personas con respecto a otras-, la valoración de eventos similares esté mediada por consideraciones aparentemente divergentes. Esto ocurre porque la apreciación y la repercusión de los acontecimientos en cada quien pertenece al fuero interno, pues toca sensibilidades, experiencias, también sentimientos e imaginarios. Ni se diga del impacto en la racionalidad, amén de las prospecciones que cada suceso anticipa.
Comprender la variación de los motivos que determinan un cierto aprecio, de igual manera que tener en cuenta las implicaciones de los eventos, corresponde a una manera inteligente de precisar formas de motivar cambios actitudinales, a fin de propiciar que lo importante sea visto como crucial, lo significativo sea aceptado de la misma forma y lo netamente esencial sea siempre tenido en cuenta, así, justamente por estar profundamente enraizado en lo constitutivo. Si se da importancia a lo realmente importante se soslaya el riesgo de trivializar lo esencial, a la vez que se evita magnificar lo irrelevante.
 Puede admitirse que pese a los buenos propósitos derivados de la intencionalidad y de las prioridades que cada quien instituye, está presente siempre una inquietud que obliga a toda persona interesada en este tipo de modificaciones a ser cuidadosa. Esto pasa por dilucidar aspectos como el relativo a ¿qué hace que lo que se considera esencial, prioritario e importante, lo sea realmente? O, en casos extremos, ¿existe algo realmente importante? Estas inquietudes cada quien las responde a su manera. Tienen que ver con el modo personal, sin ignorar que diversas valoraciones devienen del histórico cultural, otras provienen del campo de las ideologías, igual que otras son producto de las religiones y otras, más sutiles, anidan en algo llamado cultura. Y tal vez, de manera significativa, debe considerarse que el aprecio por los acontecimientos –tanto los existentes como los originados por las decisiones que cada quien toma-, obedecen a respectivas escalas de valores.

Decisiones
El énfasis en la posibilidad de que en cada quien ocurran valoraciones representativas de las acciones y de los eventos lleva a reconocer que de la determinación de las prioridades dependen, en consecuencia, las decisiones. A su vez, toda valoración puede facilitar el ejercicio de entender el porqué de las motivaciones y, por ende, de las ejecuciones. Esto lleva a admitir que los estilos personales de vida son expresión de las preferencias que cada quien expresa, cosa esta que por lo regular se confunde con decisión, pues, como se sabe, toda decisión conlleva la acción –de otra forma sería mera intención, simple manifestación de deseo-.
La lógica del argumento, entonces, lleva a tener en cuenta la profunda influencia que tienen -en la debida valoración de los sucesos-, los estados anímicos, la propensión marcada por las actitudes, el patrón cultural, los sesgos ideológicos, de igual manera que las maneras particulares de situarse cada quien ante los demás y el mundo. Esto, porque la precisión del sentido de las cosas obedece a una complejidad de tal magnitud que hace que el propósito de justipreciar y, a la vez, de dirimir, se desarrolle en el campo de las posibilidades abiertas, de la incertidumbre y de las potencialidades. Sin dejar de notar que cuando se adquiere la costumbre, también la práctica de las valoraciones y, en consecuencia, de las decisiones, las cosas acaecen en una considerada normalidad. Normalidad susceptible, en cualquier eventualidad, de convertirse en caos.

San Gil, 14 de septiembre de 2018

martes, agosto 14, 2018

Ser joven


Ser joven


Marcos Fidel Barrera Morales


Jóvenes practicando parapente. Curití, Santander, Col.

La juventud suele considerarse al período de la existencia humana contemplado entre los 18 y los 30 años. No faltan tendencias a ubicar la juventud entre los 20 y los 40, pero hay que tener presente la adultez, considerada esta a partir de los 30. De igual consideración es la senectud, ubicada más allá de los 60.

Es la juventud un período existencial de importancia. Sin embargo, lo mismo se puede decir de todas y cada una de las etapas de vida. La magia de cada edad radica en las formas, las capacidades, las potencialidades que cada oportunidad cronológica contempla. De ahí que en una forma general pueda decirse que cada edad es crucial, de igual manera que cada una vale la pena vivirla de la mejor forma posible.

Sobre el joven y la juventud se ha dicho y se dice mucho. Y se seguirá diciendo. Es que la juventud es una edad que a todos toca. A unos, porque son jóvenes y les corresponde vivir de esa manera. A otros, porque recuerdan con nostalgia ese tránsito extraordinario de la existencia.  A su vez, no faltan niños y niñas que ansían cuanto antes acceder a la juventud, de prisa, casi inmediatamente.  Y no son pocos a quienes les importa la juventud sólo para cuestionarla.

Ante la complejidad llamada juventud tal vez corresponda tan sólo efectuar algunas precisiones, en la brevedad de esta ocasión. Por ejemplo, insistir en que la juventud es un período alegre, vertiginoso, de hiperactividad, además de confluencia de sueños y esperanzas. Corresponde la juventud al momento en el cual cada quien precisa de mejor manera la historia personal y delinea su vida. A su vez, es de la juventud y, en consecuencia, de los jóvenes, los sueños, las aspiraciones y los deseos de cambio, igual que de racionalidad crítica y de anhelo por la superación. 

Ser jóvenes es tener la magia existencial del tiempo que se vive y de la oportunidad que corresponde. Porque toca a la juventud expresar su época y hacer de esta oportunidad una circunstancia feliz. Por eso, juventud es novedad, belleza, confianza, oportunidad, cambio. Además de búsqueda y amplitud de miradas. La juventud es convergencia de conceptos, sentimientos, afectos, angustias, deseos, aspiraciones y esperanzas. Crisol de nuevos tiempos y felices expectativas.

En variadas oportunidades a los jóvenes les toca asumir el liderazgo en pro de las tendencias, aspiraciones y sueños que hacen de esta etapa un compromiso personal con la vida. Y a la sociedad toda le corresponde apoyarlos, comprenderlos, quererlos, estimularlos y, en oportunidades urgirlos en pro del bien, con la confianza puesta en ellos pues, como lo dijo un maestro de la juventud, como fue el padre Luis María Fernández, “con el joven no se consigue todo lo que se quiere, pero no se pierde nada de lo que se hace”.


San Gil, Santander, 11 de agosto de 2018

lunes, marzo 05, 2018

Inteligencia relacional


Inteligencia relacional


Marcos Fidel Barrera Morales



Las relaciones soportadas en el intangible axiológico.
El humano es un ser de relaciones. Es producto de una relación y se realiza en la medida de sus vínculos. Por naturaleza, se nace, se pervive y se sobrevive gracias a los nexos, a la interdependencia existencial, a la interactividad entre congéneres. Y, por supuesto, también se muere por su causa. Por ello, identidad, existencia y relación se conjugan.

El asunto relacional es algo de importancia, de necesaria consideración y obligado estudio, especialmente de personas, instituciones, entidades y programas abocados a la comprensión de lo humano. De igual manera debe ser tenido en cuenta en ciencias y disciplinas donde prime lo antropológico, lo filosófico y el criterio psicológico. Entre tantas consideraciones.


Encuentros
Por medio de las relaciones el humano se descubre a sí mismo. Para esto requiere descubrir, a su vez, a los demás. En este encuentro, entonces, forja amistad, propicia encuentros, establece convenios, fija acuerdos, precisa asociaciones -la familia, prioritariamente-, establece estructuras, prospecta sociedad. Esto hace de las relaciones asunto crucial puesto que de la forma como estas ocurren se ordena, entonces, el todo existencial. Por su incumbencia en los aspectos de la vida las relaciones constituyen motivo de felicidad o de desgracia.

Conocer la naturaleza relacional es valioso. Propiciar la toma de consciencia de ello, es necesario. Apelar a estas para la actividad existencial diaria, es inexcusable. De igual manera lo son la necesaria orientación sobre las mismas, a fin de precisar las mejores maneras, en el entendido de que la relación en sí misma no constituye finalidad sino que esta se ordena a otros propósitos, a otra intencionalidad que las trasciende. 


Inteligencia

Debe insistirse, las relaciones no son un fin en sí mismas, sino un medio. Sin embargo, descubrir la finalidad de las relaciones en la vida de cada quien es responsabilidad existencial propia. Para esto, entre tantas cosas, debe sortear a los interpretadores de las mismas ya que no faltan teorías que reducen las relaciones a una mera condición economicista, cuando no materialista. También corresponde evadir los discursos que limitan la relacionabilidad al mecanicismo, también a las lecturas idealistas o a las relativamente ofensivas propias del funcionalismo. Sin mencionar las asociadas con el biologicismo. Entre tantos ismos.

Profundizar en las relaciones, precisarlas y fortalecerlas, además de exigencia, ocasión y propósito, constituye una verdadera manifestación de integralidad antropológica, debido a que las relaciones, su comprensión y vivencia constituyen una forma de inteligencia, la relacional. Esto, debido a que las relaciones humanas, sociales, interpersonales –como se les denomine- corresponden a una verdadera actividad esencial que amerita naturalidad, espontaneidad, por supuesto, pero también meditación, reflexión, de igual manera que técnica, táctica, estrategia. Además de lógica, sentido y método.

La sociabilidad, las relaciones interpersonales, la asociatividad y todo aquello que exprese la debida vinculación con otros corresponde a una variable fundamental de carácter humano, necesaria en todo propósito. Saber relacionarse con los demás constituye una forma de racionalidad. Esto hace que un parámetro de la inteligencia humana, según las circunstancias de cada quien, remita a las relaciones humanas. De ellas prácticamente depende todo. A su vez, por ellas se debe la vida misma. Luego este asunto ni es trivial ni ocasional ni mucho menos de segundo orden: constituye motivo prioritario de consideración, digno de ser tenido en cuenta en cada propósito humano. Especialmente, porque las relaciones humanas, además de esenciales, también permanentes, son paradójicamente difíciles, volátiles, frágiles. A la vez que amparan lazos de amistad, de solidaridad y de realización plena, también propician frustraciones, aislamientos y fracasos. Se nace en la relación y se vive en ella pero la forma de desarrollar la naturaleza relacional de vivenciarla, de ordenarla, constituye una auténtica forma inteligente del ser y del existir.

Proceso
Para las relaciones interpersonales se requiere de la ayuda de aspectos de orden intangible, como es lo axiológico. Es que las relaciones son expresión de los valores y contienen un profundo sentido ético. Claro está, esto no salva de conflictos ni de contradicciones, por supuesto, pero ayuda mucho en la tarea personal y colectiva de configurar tejidos de relaciones llamados a fortalecer la personalidad, a potenciar la identidad y amparar, en última instancia, los espacios existenciales para cada quien.

Las relacionabilidad humana es un proceso. Constituye una constante, matizada por su dinámica, por su complejidad y por las variaciones producto de innumerables matices, eventos, detalles, intenciones. Estos aspectos, entre otros más, obligan a desarrollar habilidades, como también a potenciar rasgos de personalidad que animen el propósito humano de establecer nexos. De ahí que se insista sobre la tesis que anima esta reflexión: las relaciones interpersonales son una forma de inteligencia, susceptible de ser desarrollada, potenciada, magnificada, en aras del propósito siempre vigente de realización personal y, por supuesto, asociativa.

He ahí su significación.


Sugerencia:
Fromm, Erick. 2002. El arte de amar. Paidós.


Emisora La Cometa. Programa Espacio abierto. Editorial. 4 de marzo de 2018

domingo, marzo 04, 2018

Música


Música


La palabra música está asociada con las musas de la mitología griega, descendientes del Olimpo, lugar donde habitaban el dios Zeus y Mnemósine, la diosa de la memoria. Música, etimológicamente, significa el arte u oficio de las musas. A estas, entre tantas labores, les correspondían los cánticos a través de los cuales se conservaba la memoria histórica.



Marcos Fidel Barrera Morales



La música como plenum.
La música es genuina expresión sensible. Es extensión de las facultades humanas y constituye evidencia de emociones, de sentimientos, de pasiones, igual que de inteligencia.

La música es manifestación cultural. Es un producto resultado de variables sujetas a contextos, tradiciones, prácticas, usos, normas. Corresponde al ejercicio asociado con las maneras lógicas mediante las cuales se ordenan sonidos, silencios, símbolos, códigos, medidas, intencionalidades. Por ello, es expresión de riqueza conceptual.

La música acompaña todos los momentos de la vida. Los alegres, los tristes, los fantásticos, incluso los miserables. Por ello, la música es versatilidad, también variedad, diversidad. Es un producto tanto de la creatividad, del ingenio, como de la convención, la métrica y los parámetros.

Apoyar la música es imprescindible. Amarla, más todavía. Practicarla, un reto, además de oportunidad. A través suyo se honra el propósito de realización y constituye una excelente excusa para potenciar la comunicación. Siempre de la mano de lo que la música requiere: inspiración.


Sugerencias:
Hesíodo. 2007. Teogonía. Trabajos y días. Buenos Aires: Losada.


Emisora La Cometa. Prorgama Espacio abierto. 18 de febrero de 2018


domingo, febrero 25, 2018

Arte


Arte



El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta.
Herbert Von Karajan. Director de orquesta austríaco.



Precisar una definición única de la expresión arte es riesgoso, especialmente por las posibilidades que confronta este término en la actividad regular en la cual se inscribe, como también en las implicaciones que lo que se hace en torno suyo produce. Sin embargo, puede definirse como arte –del latín ars, obra, trabajo-, como la actividad hecha con el propósito de impactar la sensibilidad, producto de la misma sensibilidad, como también efectuada con la intención de producir efectos intelectuales y de deleite en el imaginario y en la forma de percibir las cosas.


La perspectiva artística plena la vida.
La actividad artística es extensión de la naturaleza humana. Es expresión de sensibilidad, de admiración y de potencialidad. Corresponde a lo propio de las vivencias y constituye, a su vez, manifestación de deseo, igual que de propósito.

Corresponde el arte a la actividad que en torno a lo sensible, a lo bello, de igual manera que a lo expresivo bajo consideraciones especiales, ocurre en el entorno humano. Si bien la ocupación de cada día constituye un quehacer que ocupa, que plena, es arte si la tarea cotidiana se realiza con una intencionalidad adicional, marcada por lo regular por el sentido estético, por el disfrute. Porque el arte se basa en impresiones: en las propias del creador y en las que se producen en quien lo admira y en quien percibe sus efectos.

Sea como sea, el arte, visto como la actividad deliberadamente sensible, efectista, estética, plástica, orientada al deleite sensoperceptual, de igual manera que al efecto mágico de la imaginación y al resultado de su intelectualización es adjudicable a toda persona, más no toda persona puede considerarse artista. Es que el arte implica además de intención, necesaria formación y una decisión constante a su favor. Praxis y más praxis.

El arte es para todos en la medida que cada quien se interesa, unos en conocerlo y otros en hacer de él suprema motivación existencial.

 Marcos Fidel Barrera Morales
Emisora La Cometa. Progarma Espacio abierto. 11 de febrero de 2018


sábado, febrero 17, 2018

Gobernanza



Gobernanza

Marcos Fidel Barrera Morales
Emisora La Cometa. Programa Espacio abierto. 04.02.2018

I


No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.
Aristóteles
 
 
La actividad de gobierno es importante. En todo propósito organizacional, esta es necesaria. En toda iniciativa en la que imperen las decisiones y en la que grupos, colectividades y asociaciones estén afectados, su consideración es primordial. Por ello, la buena gestión de gobierno, de igual manera que la ejecución honesta determinada por la responsabilidad, por los propósitos de bien, son de grata referencia.

Equipo, co-gestión, mancomunidad de intereses.
Una buena gestión de gobierno siempre es meritoria. Produce alegría en sus gestores y constituye suma de felicidad en los favorecidos. A su vez, la buena coordinación asociativa indica sana disposición, excelente actitud e incluso manifestación de  sanidad mental. De igual manera preparación, responsabilidad y liderazgo.

Toda actividad que se cumple en nombre del ejercicio de la autoridad, contemplada en esta oportunidad en términos de gobernanza, es digna de reconocimiento. También de replicación. Porque las evidencias de la gobernanza son, en consecuencia, los que corresponden a toda buena experiencia asociativa: eficiencia, honestidad, equidad, justicia, paz, tranquilidad, confianza. Y obras, muchas obras.


La gobernanza es un vocablo orientado a comprender los procesos de buen gobierno, de ejercicio de la autoridad en términos de la bondad de sus propósitos y precisiones. Como lo dice Francisco Montes, “La gobernanza estudia todos los mecanismos, procesos y reglas a través de los cuales se ejerce autoridad de una organización” (Montes, en Gobernanza universitaria, 2015: 20).

La gobernanza constituye la teoría conceptual, de igual manera el constructo teórico, instrumental y político mediante los cuales se aprecia el gobierno y el ejercicio de la autoridad, en todo contexto, en toda forma asociativa. He ahí su importancia.

II

A pesar de lo expuesto anteriormente, hay que reconocerlo, no toda actividad de gestión se cumple desde la perspectiva coherente, eficiente, ni presenta los logros que se esperan de toda buena ejecución. De ahí que surjan los problemas que afectan la vida de pueblos, colectividades y asociaciones. Dadas estas condiciones es normal que, en este supuesto negado de la equívoca gestión, ocurran manifestaciones en contra de tales circunstancias, justificadas por el derecho social a rebelarse, particularmente porque los gobiernos se ordenan a los pueblos, más no lo contrario.

Desde la esencialidad ética que esta reflexión contiene, entonces, se hace obligatorio hacer un llamado a toda persona implicada en la gobernanza, entendida esta como el arte de gobernar bien, a ser efectiva, ejecutiva, productiva-, a fin de cumplir con los propósitos sobre los cuales la actividad gerencial y organizacional se estructura. Esto, teniendo siempre presente que gobernanza se aplica a todo: gobierno civil, poder político, actividad empresarial, gestión académica y científica… 

En toda actividad y propósito en los cuales las decisiones de unos y otros afecten a los demás, el concepto de gobernanza está presente. Luego, gobernanza es esto: alusión directa a la responsabilidad concreta de toda persona, grupo e institución interesados en el bien, en la felicidad, en la productividad y en sacar mejor provecho de las decisiones y de las acciones, siempre en aras de lo mejor para unos y otros. Como corresponde.



Referencia
Ganga, Francisco; Abello, Juan. 2015. Gobernanza universitaria. Santiago: Ril, editores.