Ser joven
Marcos Fidel Barrera Morales
Jóvenes practicando parapente. Curití, Santander, Col. |
La juventud suele considerarse al período
de la existencia humana contemplado entre los 18 y los 30 años. No faltan tendencias a ubicar la juventud entre
los 20 y los 40, pero hay que tener presente la adultez, considerada esta a
partir de los 30. De igual consideración es la senectud, ubicada más allá de los 60.
Es la juventud un período existencial de
importancia. Sin embargo, lo mismo se puede decir de todas y cada una de las etapas
de vida. La magia de cada edad radica en las formas, las capacidades, las
potencialidades que cada oportunidad cronológica contempla. De ahí que en una
forma general pueda decirse que cada edad es crucial, de igual manera que cada
una vale la pena vivirla de la mejor forma posible.
Sobre el joven y la juventud se ha
dicho y se dice mucho. Y se seguirá diciendo. Es que la juventud es una edad
que a todos toca. A unos, porque son jóvenes y les corresponde vivir de esa
manera. A otros, porque recuerdan con nostalgia ese tránsito extraordinario de
la existencia. A su vez, no faltan niños
y niñas que ansían cuanto antes acceder a la juventud, de prisa, casi
inmediatamente. Y no son pocos a quienes
les importa la juventud sólo para cuestionarla.
Ante la complejidad llamada juventud
tal vez corresponda tan sólo efectuar algunas precisiones, en la brevedad de
esta ocasión. Por ejemplo, insistir en que la juventud es un período alegre,
vertiginoso, de hiperactividad, además de confluencia de sueños y esperanzas. Corresponde la
juventud al momento en el cual cada quien precisa de mejor manera la historia personal
y delinea su vida. A su vez, es de la juventud y, en consecuencia, de los
jóvenes, los sueños, las aspiraciones y los deseos de cambio, igual que de
racionalidad crítica y de anhelo por la superación.
Ser jóvenes es tener la magia
existencial del tiempo que se vive y de la oportunidad que corresponde. Porque
toca a la juventud expresar su época y hacer de esta oportunidad una
circunstancia feliz. Por eso, juventud es novedad, belleza, confianza,
oportunidad, cambio. Además de búsqueda y amplitud de miradas. La juventud es
convergencia de conceptos, sentimientos, afectos, angustias, deseos,
aspiraciones y esperanzas. Crisol de nuevos tiempos y felices expectativas.
En variadas oportunidades a los jóvenes
les toca asumir el liderazgo en pro de las tendencias, aspiraciones y sueños
que hacen de esta etapa un compromiso personal con la vida. Y a la sociedad
toda le corresponde apoyarlos, comprenderlos, quererlos, estimularlos y, en
oportunidades urgirlos en pro del bien, con la confianza puesta en ellos pues, como lo dijo un
maestro de la juventud, como fue el padre Luis María Fernández, “con el joven no se consigue todo lo que se quiere,
pero no se pierde nada de lo que se hace”.
San Gil, Santander, 11 de agosto de 2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario