lunes, marzo 05, 2018

Inteligencia relacional


Inteligencia relacional


Marcos Fidel Barrera Morales



Las relaciones soportadas en el intangible axiológico.
El humano es un ser de relaciones. Es producto de una relación y se realiza en la medida de sus vínculos. Por naturaleza, se nace, se pervive y se sobrevive gracias a los nexos, a la interdependencia existencial, a la interactividad entre congéneres. Y, por supuesto, también se muere por su causa. Por ello, identidad, existencia y relación se conjugan.

El asunto relacional es algo de importancia, de necesaria consideración y obligado estudio, especialmente de personas, instituciones, entidades y programas abocados a la comprensión de lo humano. De igual manera debe ser tenido en cuenta en ciencias y disciplinas donde prime lo antropológico, lo filosófico y el criterio psicológico. Entre tantas consideraciones.


Encuentros
Por medio de las relaciones el humano se descubre a sí mismo. Para esto requiere descubrir, a su vez, a los demás. En este encuentro, entonces, forja amistad, propicia encuentros, establece convenios, fija acuerdos, precisa asociaciones -la familia, prioritariamente-, establece estructuras, prospecta sociedad. Esto hace de las relaciones asunto crucial puesto que de la forma como estas ocurren se ordena, entonces, el todo existencial. Por su incumbencia en los aspectos de la vida las relaciones constituyen motivo de felicidad o de desgracia.

Conocer la naturaleza relacional es valioso. Propiciar la toma de consciencia de ello, es necesario. Apelar a estas para la actividad existencial diaria, es inexcusable. De igual manera lo son la necesaria orientación sobre las mismas, a fin de precisar las mejores maneras, en el entendido de que la relación en sí misma no constituye finalidad sino que esta se ordena a otros propósitos, a otra intencionalidad que las trasciende. 


Inteligencia

Debe insistirse, las relaciones no son un fin en sí mismas, sino un medio. Sin embargo, descubrir la finalidad de las relaciones en la vida de cada quien es responsabilidad existencial propia. Para esto, entre tantas cosas, debe sortear a los interpretadores de las mismas ya que no faltan teorías que reducen las relaciones a una mera condición economicista, cuando no materialista. También corresponde evadir los discursos que limitan la relacionabilidad al mecanicismo, también a las lecturas idealistas o a las relativamente ofensivas propias del funcionalismo. Sin mencionar las asociadas con el biologicismo. Entre tantos ismos.

Profundizar en las relaciones, precisarlas y fortalecerlas, además de exigencia, ocasión y propósito, constituye una verdadera manifestación de integralidad antropológica, debido a que las relaciones, su comprensión y vivencia constituyen una forma de inteligencia, la relacional. Esto, debido a que las relaciones humanas, sociales, interpersonales –como se les denomine- corresponden a una verdadera actividad esencial que amerita naturalidad, espontaneidad, por supuesto, pero también meditación, reflexión, de igual manera que técnica, táctica, estrategia. Además de lógica, sentido y método.

La sociabilidad, las relaciones interpersonales, la asociatividad y todo aquello que exprese la debida vinculación con otros corresponde a una variable fundamental de carácter humano, necesaria en todo propósito. Saber relacionarse con los demás constituye una forma de racionalidad. Esto hace que un parámetro de la inteligencia humana, según las circunstancias de cada quien, remita a las relaciones humanas. De ellas prácticamente depende todo. A su vez, por ellas se debe la vida misma. Luego este asunto ni es trivial ni ocasional ni mucho menos de segundo orden: constituye motivo prioritario de consideración, digno de ser tenido en cuenta en cada propósito humano. Especialmente, porque las relaciones humanas, además de esenciales, también permanentes, son paradójicamente difíciles, volátiles, frágiles. A la vez que amparan lazos de amistad, de solidaridad y de realización plena, también propician frustraciones, aislamientos y fracasos. Se nace en la relación y se vive en ella pero la forma de desarrollar la naturaleza relacional de vivenciarla, de ordenarla, constituye una auténtica forma inteligente del ser y del existir.

Proceso
Para las relaciones interpersonales se requiere de la ayuda de aspectos de orden intangible, como es lo axiológico. Es que las relaciones son expresión de los valores y contienen un profundo sentido ético. Claro está, esto no salva de conflictos ni de contradicciones, por supuesto, pero ayuda mucho en la tarea personal y colectiva de configurar tejidos de relaciones llamados a fortalecer la personalidad, a potenciar la identidad y amparar, en última instancia, los espacios existenciales para cada quien.

Las relacionabilidad humana es un proceso. Constituye una constante, matizada por su dinámica, por su complejidad y por las variaciones producto de innumerables matices, eventos, detalles, intenciones. Estos aspectos, entre otros más, obligan a desarrollar habilidades, como también a potenciar rasgos de personalidad que animen el propósito humano de establecer nexos. De ahí que se insista sobre la tesis que anima esta reflexión: las relaciones interpersonales son una forma de inteligencia, susceptible de ser desarrollada, potenciada, magnificada, en aras del propósito siempre vigente de realización personal y, por supuesto, asociativa.

He ahí su significación.


Sugerencia:
Fromm, Erick. 2002. El arte de amar. Paidós.


Emisora La Cometa. Programa Espacio abierto. Editorial. 4 de marzo de 2018

domingo, marzo 04, 2018

Música


Música


La palabra música está asociada con las musas de la mitología griega, descendientes del Olimpo, lugar donde habitaban el dios Zeus y Mnemósine, la diosa de la memoria. Música, etimológicamente, significa el arte u oficio de las musas. A estas, entre tantas labores, les correspondían los cánticos a través de los cuales se conservaba la memoria histórica.



Marcos Fidel Barrera Morales



La música como plenum.
La música es genuina expresión sensible. Es extensión de las facultades humanas y constituye evidencia de emociones, de sentimientos, de pasiones, igual que de inteligencia.

La música es manifestación cultural. Es un producto resultado de variables sujetas a contextos, tradiciones, prácticas, usos, normas. Corresponde al ejercicio asociado con las maneras lógicas mediante las cuales se ordenan sonidos, silencios, símbolos, códigos, medidas, intencionalidades. Por ello, es expresión de riqueza conceptual.

La música acompaña todos los momentos de la vida. Los alegres, los tristes, los fantásticos, incluso los miserables. Por ello, la música es versatilidad, también variedad, diversidad. Es un producto tanto de la creatividad, del ingenio, como de la convención, la métrica y los parámetros.

Apoyar la música es imprescindible. Amarla, más todavía. Practicarla, un reto, además de oportunidad. A través suyo se honra el propósito de realización y constituye una excelente excusa para potenciar la comunicación. Siempre de la mano de lo que la música requiere: inspiración.


Sugerencias:
Hesíodo. 2007. Teogonía. Trabajos y días. Buenos Aires: Losada.


Emisora La Cometa. Prorgama Espacio abierto. 18 de febrero de 2018