sábado, diciembre 26, 2015

La actividad intelectual

La actividad intelectual

Marcos Fidel Barrera Morales


          La actividad intelectual es integral: compromete a toda la persona, en ideas, valores, categorías, prácticas, y en la medida de su desarrollo la transforma. Así como potencia la capacidad abstractiva, simbólica y lógica, favorece el desarrollo de todo cuanto constituye lo antropológico. En lo que concierne a la volición, por ejemplo, insta a la toma de decisiones favorables al propósito intelectual de realización. Luego, las resoluciones impactan también la condición psicológica, ya que sostenerlas forja carácter, delinea personalidad y establece vínculos directos entre raciocinio y modo de ser. De igual manera sucede con afectos, sentimientos y pasiones. La actividad intelectual, amén de racional, es también profundamente visceral: se siente, se percibe y somatiza de múltiples maneras. Por ello, algunos escritos se deben -así como también se explican-, por la intensidad emocional que los produce. ¡Es que en oportunidades son los estados de ánimo los protagonistas del juego conceptual que en clave semántica pretende exponerse como constructo racional!

Palabras breves con motivo de la 
titulación doctoral: izquierda, 
profesora Jacqueline Hurtado de 
Barrera, doctora en Gerencia. 
Derecha, Marcos Fidel Barrera 
Morales-, doctor en Filosofía. 
International Lifelong Learnig 
University, ILLUWillemstad, 
Curazao
             Es la actividad intelectual también excusa para el encuentro con los demás. Acaso, ¿no es a través del raciocinio como las parejas se entienden, por supuesto, aparte de las múltiples formas en que instituyen sus códigos? También, ¿no es a través de las maneras racionales como el amor se hace verso, se convierte en canción, se esconde en las estrofas y se vierte en poesía? Acaso, ¿no es a través del concurso de las ideas, de las expresiones, de la verbalización y de la formalización abstracta como la familia se instituye? Porque, hay que decirlo, la familia es lo que las ideas, los conceptos y las formas lógicas que sus integrantes determinan.

           ¿Y qué decir de la producción intelectual ordenada al compromiso social, y del compromiso social ordenado al intelecto? La actividad intelectual incide en la sociedad, en la actividad relacional, y busca fundamentalmente plenar de sentido el complejo mundo del trato y de la convivencia. Por ello, se sabe que cuando lo que se instituye como social honra la intelectualidad es porque los valores propios de la humanidad también están presentes, como proceder, como ideario, como práctica y propósito. Y también se sabe que cuando en nombre de determinada racionalidad se sacrifica la sociedad -se supeditan las relaciones, se condiciona la intelectualidad, el sentido y la logicidad-, entonces, se está ante distorsiones severas de la racionalidad.

            Aspecto importante de la actividad intelectual es la anticipación, vista desde otra perspectiva, como trascendencia. A través de la producción propia el artífice del pensamiento, de la razón y de las ideas logra la conexión con un más allá que plena de imaginarios la razón inmediata. Es que a través del advenimiento racional se explica el sentido de lo que está por venir y se logra que una determinada esperanza se encarne como razón de vida. Por ello, la racionalidad induce al optimismo, impregnada esta, en oportunidades, del crudo realismo que la acompaña.

            Vale la pena la racionalidad: es un don que gratuitamente se recibe, que está en disponibilidad de cada quien, al cual cada quien debe orientarse como propósito de vida. Cultivarla es un privilegio, también es una decisión. Y esto exige esfuerzo, disciplina, rigurosidad, de igual manera que motivación y disfrute. Porque si bien la racionalidad permite entender el por qué de las cosas y en oportunidades representa aparentes contradicciones, también constituye un recurso que provee alegrías, satisfacciones.
  
           Se justifica plenamente la intelectualidad cuando está destinada a conocer. A través suyo,  se revelan los misterios, se descubre lo oculto; se otea, se visualiza, se crea y se recrea… También se inventa. Es por concurso de la intelectualidad que se explica lo inexplicable y se da cuenta del propósito esencial del conocer, como es descubrir el sentido de la vida, precisar el por qué de la humanidad, indagar la razón del universo, preguntarse sobre lo que inquieta al humano… y más.

           Mucho más.
                                                                                                     
International Lifelong Learnig University, ILLU. Willemstad, Curazao, diciembre de 2015