Singularidad. Del homo sapiens al homo ciberneticus |
Marcos Fidel Barrera Morales
Preámbulo: La singularidad constituye un evento de importancia significativa
en los estudios cosmológicos, de igual manera en las investigaciones sobre el
humano y la sociedad. También lo es en lo referente a la comprensión de las tendencias científicas y tecnológicas,
presentes y futuras.
Refiere la singularidad al estudio de eventos de una magnitud
tal, a partir de la cual lo conocido y lo prospectado como potencial conocimiento se expresan en sentido real. A partir de este acontecimiento se avizora como posible todo aquello que está en capacidad
de ser concebido, imaginado y estudiado.
Dado lo anterior, se percibe que este tema constituye prioridad
en los estudios sobre naturaleza, de igual manera que en cosmología, física, astronomía, en ciencias y disciplinas afines. Importa la singularidad, por supuesto, en el desarrollo técnico y tecnológico. Corresponde, a su vez, a un evento de significación en la tarea de apreciar lo humano, de valorar la sociedad y las tendencias
geopolíticas en el marco de la dinámica humana, aún más en tiempos asociados con la civilización de carácter planetario. (Lea el artículo completo)
Technological Singularity of XXI Century
The technological singularity, or simply
the singularity, constitutes an event of great significance for cosmologic
studies, researches about humanity and society and, also, for the understanding
of scientific tendencies -present and future-. Singularity warns about events
from such magnitude that all that is known and all that it is to know manifest
as a reality. Everything that has the ability to be conceived, imagined and
studied might be possible for Singularity.
This is why this subject is a priority on human and
social studies, in the understanding of geopolitic tendencies in the frame of a
planetary civilization. Singularity is now in technologic and scientific
tendencies that are called to determinate, in relatively a small amount of
time, what's developing now and what's going to be developed in the future.
Conferencia en el marco de: I Congreso Regional Postdoctoral de Investigación Educativa. Transhumanismo: ¿Reto o ficción? Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Upel. Instituto Venezolano de Investigación y Servicios Educativos, Ivised. Auditorio de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos, Unerg. San Juan de Los Morros. Guárico, Venezuela. Jueves 9 de mayo de 2014.
Singularidad
y filosofía
Marcos Fidel Barrera Morales
A singularistas, transhumanistas, posthumanistas.
A Edgar Redondo. Radaísha Guzmán
La singularidad
constituye tema de interés en variadas ciencias, especialmente en las que derivan
del mundo físico y las relacionadas con la cosmología. También es de especial relieve
en el terreno matemático. En ciencias humanas, importan en psicología y
antropología. Además, es asunto de obligada referencia en filosofía de la
ciencia, donde los aspectos que se estudian se consideran significativos. Ni se
diga en el campo de la informática, la cibernética y la telemática.
Prácticamente
no hay ciencia, disciplina y actividad en los cuales este tema no incida y a
los cuales no les afecte de alguna manera, independientemente del mayor o menor
conocimiento que sobre singularidad se tenga. Representa, la singularidad,
entonces, ilustración con respecto al devenir de la humanidad, advertencia sobre aspectos
que están presentes en la sociedad planetaria y premoniciones atadas a los
tiempos que están por venir. De igual manera repercute en los estudios relacionados con la filosofía, la epistemología y los constructos teoréticos del saber humano.
I
¿Era?
II
Sí, era.
III
¿Existía?
No. Simplemente, Era.
¿Qué es la
singularidad? ¿Qué hace que este evento sea de tanto interés? ¿Por qué la
singularidad ocupa a unos y preocupa a otros más?
¿Es la singularidad
conclusión formal de un proceso, o inicio necesario de otro? ¿Es la singularidad
un tema de novelística o asunto de simple pragmática tecnológica? ¿Es la
singularidad un evento de mayor complejidad, con rango incluso de auténtica
cosmovisión? ¿Tiene sentido la singularidad? ¿Cuáles son los riesgos de la
singularidad? ¿Cuáles sus bondades?
Obviamente, son muchas más las preguntas. Algunas
de ellas tienen respuesta y muchas más apenas se formulan. Incluso, algunas antes de obtener solución remiten a nuevas cuestiones de importancia.
IV
¿Qué era?
¡Nada!
V
¿Nada?
…¡Nada!
VI
¿Todo?
…¡Todo!
Es importante tener
en cuenta que el tema la singularidad se considera, en su consideración, a la par de las expresiones
que advierten acerca de la existencia de eventos de magnitud superior, para
cuya explicación se requiere atención especial, muy especial, así como también
la convergencia de ciencias, disciplinas y variados esfuerzos. Por ello, se remiten a la
singularidad eventos como el origen del universo, el surgimiento del humano, el
impacto científico y tecnológico, el probable ocaso del universo, el ser y su razón de ser, entre otros. Y se estudian
a su amparo las tendencias científicas y tecnológicas reconocidas como
determinantes en los modos de ser presentes y futuros. Aspectos mayúsculos en
cualquier ciencia que de ellos se ocupe.
VII
Todo, ¿era?
Todo, ¿era?
Sí.
¿Qué era?
Nada.
¿Nada?
¿Nada?
Sí, Todo.
VIII
¿Todo?
¡Nada!
IX
¿Nada?
Sí, Todo.
¡Todo era Nada!
¡Nada era Todo!
X
Antes de Todo, Nada.
Nada era Todo.
Ergo, Todo era Nada.
XI
Nada existía, nada era… ¡Nada!
No había principio. No había fin: Todo, era (era el antes, lo eterno).
Así era esa Nada: ¡Todo!
Pero, como todo era Todo, ¡Nada, era! ¡Y nada era!
Como Nada, nada existía: así era Todo.
…Por tiempos sin memoria.
Por épocas sin registro.
Por indeterminaciones sin fin.
Lo
singular
Lo singular alude a lo característico de
algo, en grado de determinación. Esta cualidad tiene implícito el reconocimiento
de una condición necesaria en toda singularidad, como lo es la originalidad, incluso, en medio de una generalidad de rasgo también
determinístico. Porque lo que es, en los términos que es, tiene una condición
mayor que ampara esa condición de ser, que si bien es esencial, no impide la
propia emergencia, con características propias de distinción. En el caso del
humano, por ejemplo, la universalidad -la de ser humano-, está determinada en
cada quien por la manera propia de ser, lo que conlleva su propia particularidad. Luego, lo singular
alude, entonces, a la expresión de algo que se manifiesta de alguna manera, con
propiedades tales, que le diferencian de cualquier otra manifestación. Esto
implica lo fenoménico, más no se reduce a la manifestación de tal
característica -ni a lo real ni a lo epistémico-. De ahí que lo singular
conlleva necesariamente el reconocimiento de lo particular -mediante lo cual se
distingue con respecto a lo demás, tal singularidad- y, en consecuencia, se
manifiesta con plena distinción -criterio este cartesiano-. Sin embargo, en
semántica ontológica el reconocimiento tanto de particularidad como de
singularidad no necesariamente exige la presencia de la cosa en sí: más bien
alude a la aceptación de algo que es, que a su vez puede ser y ha sido, independientemente
de lo que pueda expresarse como ente, como tal -se insiste-, como cosa en sí.
De ahí que en los estudios ontológicos, debe verse la singularidad como la
manifestación de condiciones, de eventos y particularidades que permiten reconocer
que algo es, y ese ser corresponde en
cuanto a características y precisiones según la naturaleza que le concierne:
como ente real, como ente ideal, como ente probable, como ente posible... No es
lo mismo -e. g.-, el ser de las
ideas, que el de las cosas; tampoco es igual el ser de lo que fue, de lo que ha
sido y de lo que será; así como tampoco el ser de lo posible o de lo probable
o el ser que es producto de un diseño, como potencial anticipación; a su vez, la relación directa entre
el ser y el existir vive un tránsito entre lo real, lo posible y lo probable… y
es la singularidad la que resuelve esta
condición que, sea cual sea, siempre es ontológica, ergo, esencial.
XII
Si Todo era Nada y Nada era todo, en fin de cuentas Todo y
Nada, eran…
¡Eran!
Entonces…
¿Es el Ser anterior a Todo y a
Nada?
¿Es el Ser el principio de Todo?
XIII
No.
Todo y Nada eran uno solo.
Eran, eran el Ser de Todo, que a su vez era Nada.
Ser, lo era de Todo… como Todo.
¡Porque el Ser es el estado propio de Todo!
Luego, ¡Todo era!
XIV
[Recapitulación].
Había que pensar en que Todo, como Todo, era, pero, por ser de esa manera,
absoluta, totalística, era Nada. Tuvo que existir, entonces, Algo, de ese Todo, que permitiera hacer
alguna distinción. Que algo fuese…
[De lo contario, Nada sería eternamente].
El tema del existir
no necesariamente está atado al de la comprensión de lo singular y de lo
particular, pues esa posibilidad, la del existir, que es real, está determinada
también singularmente por los factores que lo anticipan, dados los velados isomorfismo e isotropía –condiciones a priori-,
del ser. Estas cualidades permiten que la forma y la manera de ser algo se
resuelvan, luego, por vía de circunstancias, acontecimientos y decisiones,
según sea el caso. Este aspecto, que es muy sutil, presenta indudablemente su complejidad, pero lo maneja muy bien la ciencia, alimentada por una ontología que permite reconocer algo,
anticipadamente, por la necesidad de que algo sea –probabilidad, posibilidad, en
cierta forma también vista como imposibilidad-. Ese algo, una vez delineado,
perfilado, calculado, se desarrolla como expresión inmediata de su ontogeneidad previa: si es, en el plano
de lo posible (del ser), entonces, esa posibilidad otorga una forma de ser... La
probabilidad como forma de ser, anticipada. La posibilidad, también, como razón
de ser. Esto permite ratificar que lo que es -en medio de la permanencia del
ser, pues el ser siempre es, a la manera de Parménides-, es también devenir heracliteano -devenir
ontológico: ontogénesis-. Luego, en el contexto de lo requerido, de lo
ambicionado, planificado, soñado, el es también está presente, pues es
característico del ser anticiparse a sí mismo, prefigurarse, como lo delinea
Heidegger en su reflexión ontológica. Porque hay una condición también real del
ser que consiste en la configuración de su existencia mucho antes de que
realmente se manifieste -a la manera judeocristiana de la advertencia profética de
Jeremías: antes, mucho antes de
formarse el ser, el Ser ya conocía-.
XV
Y así ocurrió:
Todo [Era], fue el principio de todo: Todo se desintegró, se deshilachó, se
fragmentó, se particularizó, se materializó… se hizo Algo. Y, todo ocurrió como expresión de Todo. Por eso, algo es
Algo, indicio de Todo, más algo no es Todo -ni solo ni acompañado ni múltiplo
ni complexus-.
Tampoco Algo es nada -ni Nada-, justamente por ser Algo.
XVI
¡Algo!
Algo es la forma particular de ser.
Es la manera mediante la cual el Todo da cuenta del sí mismo.
XVII
El Todo es.
Si la condición anticipatoria también caracteriza al
ser, el dilema, entonces, estriba en los métodos, los diseños, las
oportunidades, la técnica la tecnología y, como suele ocurrir también, según el
sesgo determinístico que contienen las circunstancias, así como la necesaria
condición caológica, nuevamente, de orden isomórfico, que anticipa cualquier
posibilidad. Es que antes de que ocurra algo, cualquier cosa está en el plano
de las probabilidades y de las posibilidades. Principio de posibilidades
abiertas, lógica probabilística, lógica estocástica, lógica ontológica.
XVIII
Así fue Algo.
Cuando surgió, fue cualquier
cosa:
Isomorfimo, isotropismo, polimorfismo, alotropía...
Algo.
IXX
Gracias a Algo se disipó la circularidad según la cual Todo era Nada y
Nada era Todo. Ahora, todo, expresión de Todo, es Algo.
Y al ser, Algo niega a su negación. ¡Algo anula a Nada!
El
punto crucial
En el campo de las
ciencias del universo la singularidad tiene que ver con la condición inicial
mediante la cual se origina todo. Es la singularidad el evento capaz de
explicar el surgimiento de hechos, cosas, circunstancias, cuyo desarrollo y
progresión permiten descubrir el sentido de todo, como suerte de misterio: como
revelación continua. Porque es propio de la singularidad, entre tantos aspectos,
los siguientes: liberación, revelación, motus, novedad, progresión, cambio, transformación…
XX
Entonces,
quedaron solos, Todo y Algo.
[T(A)]
alfa.
XXI
Esa
fue la primera muerte importante en la historia de… Todo.
[¡Pregonad,
pregonad la muerte de Nada! ¡Cread religiones, organizad partidos, generad corrientes, proponed
ideologías!].
XXII
Con
Algo, Nada muere.
Visto
desde Algo, Todo.
Visto
desde Todo, Algo.
La singularidad es
revelación, pues es constante que no
se agota con la resolución de los enigmas. Esto advierte que la singularidad no
es aporema: es una totalidad que se manifiesta de manera, continua, progresiva,
siempre actual, siempre vigente. Esta revelación constituye su gran atractivo
pues, en el gentilicio aristotélico, es propio de quien conoce, seguir
conociendo. Bajo esta perspectiva, el dilema del límite en términos del saber
está más en relación con las decisiones de conocedor, que con las posibilidades
de lo que está por conocerse.
XXIII
El Ser, nutrió, dio sentido, explicó a Algo.
Ratificó la muerte de Nada, pues siempre Algo, será…
¡más, no nada! Nunca.
Sin embargo, más que la muerte de Nada, pues si se
hablara de muerte habría que reconocer su existencia, lo que ocurrió fue que
Nada se disipó.
El espejismo de Nada se esfumó.
Nada fue. Nada existió. Nada.
Nada se desvaneció y pocos repararon en ello…
Allí donde hay Algo, Nada no tiene cabida.
XXIV
Sólo
quedaron Todo y Algo.
La singularidad es novedad. No es asunto de moda, sino de manifestación siempre actual
de aspectos que sorprenden y entusiasman, sin negar que en oportunidades esa
sorpresa contagia miedos. La novedad tiene la característica de generar
expectación y de propiciar el entusiasmo., especialmente porque es un
descubrimiento de bondad: de lo bueno de las cosas y del riesgo que significa cualquiera
de las manifestaciones cuando se absolutiza su conveniencia, como también
cuando se relativiza su sentido.
XXV
Todo (1). Algo (n).
1(n)
XXVI
Algo…
¿Materia?
¿Unidad?
¿Número?
¿Célula?
¿Forma?
¿Fracción?
¿Cantidad?
¿Idea?
¿Big bang?
¿Grupo?
¿Sonido?
¿Destello?
¿Theos, Zeus, Deus?
…Acaso, ¿importa?
¡Algo!
La singularidad es progresión, es fluir matizado por variadas condiciones,
unas de orden poiético y otras de
modificación deliberada. Esto permite reconocer que lo devenido de la
singularidad tiene comprometido el acto creativo, la capacidad innovadora y la
posibilidad de modificar a su favor esa constante. Se trata de una permanenencia
creática. De ahí su riesgo, de ahí su
impacto y asombro. Es que ya no es un mito el progreso indefinido: es la condición
necesaria de replicación ya no automática, sino inteligente. Autorreplicación
inteligente, de rasgo exponencial.
XXVII
Algo, como algo, fue todo:
lo existente, lo existido y lo por existir.
Lo anterior y lo posterior.
Lo de adentro y lo de
afuera.
Lo visible y lo oculto.
Lo conocido y lo por
conocer.
XXVIII
¡Algo fue!
Algo fue, Algo es…
¿Será?
La singularidad es transformación, caracterizada esta por dos momentos
especiales: gradualidad e impacto. La
primera se cumple en el devenir, en la relación y la circunstancia. Es una
diacronía que se manifiesta a la manera de los acontecimientos y según las
características que corresponden. La segunda está determinada por un momento de
espectacularidad mayor a partir de la cual todo, absolutamente todo, cambia. Esta
particular singularidad ocurre en cada ciertas y especiales sincronías y
corresponde a momentos de maestría y genio, suficientes para marcar hitos, unos
cósmicos, otros humanos, algunos sociales, científicos, tecnológicos. Amén de los intelectuales.
XXIX
Protoprotoprehistoria
Al surgir Algo -de la Nada que era Todo, del Todo, como Todo-, entonces,
Algo permitió precisar… ¡Todo!
XXX
Hubo, entonces, posibilidad, kaos.
Hubo, entonces, realidad, cosmos.
Hubo, entonces, espaciotemporalidad.
Hubo, entonces, principio, efecto, origen, cosa, lugar, distinción,
identidad, afirmación, dimensión, lugar, ocasión, contenido, continente,
plenitud, límite, estructura, efecto, recurso, extensión, relación, parámetro,
movimiento, circunstancia…
XXXI
¡Algo!
Siempre hay algo…
¡Todo!
La singularidad no
especula ni indaga sobre la condición anterior, ante el entendido de que antes
de todo existe Nada. Y esa consistencia en Nada, es de Todo, luego Todo y Nada
se revelan como, primero, igualadas en la condición absoluta y, dos, como condición
necesaria para que emerja Algo. Al emerger Algo, entonces, la ambigüedad
desaparece. Con Algo, Nada se esfuma y se configura, entonces, el Todo, el cual se
yergue como condición inicial y necesaria para que exista Algo. Este Algo como evidencia
de totalidad: Algo nunca es totalidad, más siempre es expresión de ella -es que algo se explica por lo demás-, remite
a ella:
XXXII
Al insurgir Algo se descubre, entonces, que Algo… era, consistía.
Que tanto Todo como Algo eran.
¡Se descubrió el Ser!
Claro, el Ser ya era, pues estaba contenido en el Todo, pues el Todo era
[pero se necesitaba Algo para que el Ser se reconociera].
Esto permite, entonces, comprender que la naturaleza de Todo, era –y sigue siendo-,
el Ser. Ser y Todo. Todo y Ser.
Luego, antes de Algo, el Ser, pleno, amplio, inmenso, difuso, confuso.
El Ser fue el anuncio de Algo. El protos.
Singularidad
cosmológica
Las religiones, las cosmogonías y las cosmovisiones, a la
par que la ciencia, siempre han efectuado acercamientos que permiten, cada una
a su manera, coincidir en la condición previamente expuesta: en el principio
Todo, pero como el todo como todo, es absoluto, esto impide que exista
cualquier cosa distinta a ese Todo –lo que conduce a Nada-. Luego, tiene que suceder algo para que el Todo se
revele, para que la totalidad se manifieste –sea intervención divina,
principio material, gran explosión, magnitud electromagnética-… Y esa
ocurrencia es ¡singularidad!
XXXIII
Al Algo ser, entonces, Ser y Algo se descubrieron como dos maneras de
referirse a la misma cosa: a Algo que era (Ser), y al Ser, (que era) Algo…
Y ese algo, cualquier cosa.
XXXIV
Luego, el Es, es el Ser del Todo y la naturaleza de Algo. Y al Algo ser -es-, entonces, algo. Esto indica que el Ser, es. No existe otra forma
distinta: el no ser, por ejemplo, no puede ser. El no-Ser no es.
XXXV
Todo implicó al Ser.
Todo explicó al Ser.
Todo remitió al Ser.
Y viceversa.
La primera singularidad la
estudian los científicos a través de teorías, como las del big bang, el ambiplasma, el big crunch, el big rip. Las
corrientes cosmovisionales y las cosmogonías lo refieren como kaos, según la manera clásica griega, o
como manifestación –en términos conciliares- libérrima y arcana del
Todopoderoso… Es que en términos teológicos se plantea como la decisión
creadora, bondadosa, del Supremo, que en un acto de entrega, de amor, se desprende
de Sí mismo, a fin de proponer al humano, su hijo, evidencias de trascendencia,
en clave cosmológica. Lo importante es reconocer que siempre hay una ocupación humana,
científica y abstractiva, con respecto al origen de todo, en cuanto al
principio y sobre el surgimiento de algo que permite salir a Dios del
anonimato totalístico.
XXXVI
El Ser era, pues antes el Ser existía
como Todo, como la forma oculta del Ser: la naturaleza de Todo. Lo que era
igual que el Todo. Pero como Todo era Todo, ¿cómo pudiera existir algo que no
lo expresara? Tendría que ser Algo y, en ese entonces, no existía… ni era.
Entonces, Tuvo que existir Algo para
que algo fuera. Luego, de Todo viene todo. De la distinción del Todo como Todo,
surgió Algo. Y al surgir Algo, algo fue. Luego, ¡¡Ser es la naturaleza de Todo
y Existir la naturaleza de Algo!!
XXXVII
El Ser es de Todo lo que el Existir es de Algo.
El Existir es la manera de
Algo.
XXXVIII
Porque de Todo no se puede decir que existe, sino que Es.
Más, de Algo, puede decirse tanto que es, como que existe -si es que
existe, cuando existe-.
Sea cual sea el origen, hubo,
entonces, posibilidad, kaos y, en consecuencia, kosmos. Hubo, entonces,
realidad, espaciotemporalidad, ubicación, identificación. Hubo, entonces,
principio, efecto, origen, cosa, lugar, distinción, identidad, afirmación,
dimensión, lugar, ocasión, contenido, continente, plenitud, límite, efecto,
recurso, extensión, relación, parámetro, movimiento, circunstancia… Porque una
vez que ocurre algo, como distinción de la totalidad, está en posibilidad de
emerger cualquier cosa cualquier efecto y cualquier posibilidad. ¡Es
singularidad!
XXXIX
Al Ser el origen de Todo, Algo se fue expresando de distintas maneras: oportunamente,
progresivamente, periódicamente, continuamente... -el Ser se desgrana en toda
posibilidad-.
Rápidamente, a veces; lenta, muy lenta en otras: Algo, como Ser, plenó
Todo.
Necesitó, entonces, mucho, requirió de Todo: espacio, tiempo, relaciones,
distancias, diferenciación, precisión, ubicación, identidad, mismidad, ciencia, técnica, tecnología…
XL
Todo se expresa en todo (todo Algo). Y todo remite a Todo. Sin embargo,
Todo y todo (Algo), se requieren, pues sin Algo, Todo sería Nada y la historia
un punto de Nada. De ahí que es sobre Algo que se centre el sentido de Todo y
de Algo, así como de Algo y de Todo.
XLI
El Todo y el Algo constituyen la historia de Todo.
¡De Todo, siendo Algo! [y como se advierte, sin que el Algo sea el Todo].
Es la singularidad, entonces, el momento inicial mediante el
cual el Todo se revela a través de los detalles que plenan el cosmos. Es la
singularidad la circunstancia primera que constituye materialidad y determina,
progresivamente, la naturaleza. Es la singularidad el momento en el que se da
el paso del Todo -mayúscula-, a todo -minúscula-, en la inauguración de un
camino que los científicos calculan en
millones de billones de años. Esta singularidad es y será permanente descubrimiento
que siempre genera asombro, por su vastedad, su magnificencia, majestuosidad y extraordinario potencial. Y
es singularidad con capacidad de generar los procesos que conducen a su propia
explicación.
XLII
¿El Todo?
Lo Absoluto.
Ante el Todo, el éxtasis, la contemplación, el arrobamiento…
Quietud en grado supremo.
Ante el Todo, la quietud, la pasividad, la enajenación, la alienación, la
indiferencia…
XLIII
¿El Algo?
Ante el Algo, entonces, evento, relación, movimiento, diferenciación,
identificación, correspondencia…
XLIV
También: Identidad. Mismidad. Parecido. Diferencia. Distinción. Precisión.
Determinación...
Singularidad antrópica
El siguiente momento
espectacular de impronta científica lo constituye el tránsito de la
singularidad cosmológica a través de las condiciones de emanación, relación, devenir, situación, hasta el estado evolutivo y el surgimiento de formas de
mayor complejidad, lo que significó el advenimiento del humano, alegoría que
Chardin la asoma como fenómeno y Maritain como evolución ontológica. Este tránsito
de hominización culmina con la espectacularidad del reconocimiento del sí
mismo, lo que significa un acontecimiento de tal magnitud que constituye una
auténtica singularidad: el humano como humano se reconoce a sí mismo, logra las
características de abstracción, reflexión, autocomprensión, autorreconocimiento,
necesarios para lo demás, como inauguración de un aspecto singular: el principio antrópico, en la reflexión de Agazzi y en la admisión de Hawking,
en el sentido de que el universo se explica por el humano y tiene como centro
de atención un orden de cosas que se dan en torno suyo. Claro, este
reconocimiento principista no es una cuestión de arrogancia, mucho menos de prepotencia,
sino es reconocimiento de las facultades mediante las cuales el humano pone al
servicio del cosmos su valía intelectual, su abstracción y raciocinio, de igual manera que su afectividad y su inmensa capacidad de amar, en aras
de comprender el mundo, con propósitos de realización histórica.
El propósito
antrópico, se sabe, no resulta del todo convincente en el sentido que así como
el humano ha sabido sortear, resolver, inventar, crear, también ha sabido
aniquilar, anular, frustrar. Aspectos todos de una complejidad de naturaleza
humana, sobre la cual sigue y seguirá trabajando en aras de una autocomprensión
que incluya siempre la comprensión de los demás. Porque algo es evidente:
respeto, desarrollo, tecnología, oportunidades, bienestar, y más, no siempre
han ido de la mano con la justicia, la equidad, el sentido de comunitariedad, de armonía social…
XLV
Algo, que implica ser.
Algo, que implica ser.
Ser Algo, que implica existencia.
Existencia que advierte sobre hecho, situación, relación,
circunstancia.
Existencia que implica lateralidad y colateralidad.
Existencia que representa distinción. Distinción que constituye afirmación.
Afirmación que convoca al Es.
XLVI
Movimiento, que otorga ubicación, coordenadas,
espaciotemporalidad.
Movimiento que advierte acción.
Acción, que produce efecto: el de ser.
Para que Algo surgiera hizo falta el Movimiento.
Dicho de otra manera: del Algo surgió el movimiento.
Del movimiento, surgió Algo.
Todo ocurrió por el Movimiento, que estableció
relaciones, coincidencias, distinciones, aproximaciones, separaciones,
reacciones, precisiones…
El movimiento, en su despliegue, constituyó la
Existencia.
Existencia constituye posibilidad.
Posibilidad representa opciones, variantes,
manifestaciones.
Así es la singularidad antrópica: un proceso de
humanización destinado progresivamente a determinar las características de lo
humano, siendo en la marcha humanos, en una historia -porque ya hay historia-,
signada por la intención, por el esfuerzo y por los logros, en medio de las
vicisitudes, los conflictos y las negaciones, como toda historia humana. La
singularidad antrópica ha sido testigo de romance, de ilusión, de amores, de
espectacularidad, de lo sublime y de lo bello, así como también de ostracismos,
de profundas tristezas, de perversiones, de desolaciones espirituales de magnitud insospechada…
XLVII
Movimiento contiene Devenir.
XLVIII
Devenir que implicó progresión, secuencia, variación, mutación, cambio,
transformación…
Devenir que consagró la Relación.
Relación que determinó los efectos.
Efectos que crearon Circunstancia.
Circunstancia que originó hechos.
Hechos que propiciaron Todo.
XLIX
Devenir que inauguró el cambio, la variación, la métrica, la desviación, la
orientación, los vectores, las líneas, la dirección…
¿Será la condición
antrópica futura superada por esta ambivalencia? ¿Será el humano como humano,
en ese propósito de ser cada día más humano, capaz de erguirse por encima de
sus miserias, de sus miedos, egoísmos y frustraciones, para asomarse a los
nuevos procesos civilizatorios con nobleza, entusiasmo y profundo amor a sí
mismo y a los demás? Inmensa tarea la de la singularidad antrópica, la de
revelarse a sí mismo y la de emprender un camino personal, social y cultural,
en aras de lo esencial de lo humano que gira en torno al profundo deseo de ser
libres y felices.
L
Devenir marcado por el fluir.
Devenir que es cambio.
Cambio que cambia, en medio de lo que permanece. Pues la permanencia
también es un estado del cambio. Porque el Todo, como Todo permanece inmutable:
sin embargo, Algo siempre cambia. Algo está condenado al cambio. Y el Todo percibe
el cambio de Algo, sin inmutarse, porque pese a que Algo Cambia, el Todo sigue
siendo Todo. Pues, Todo, es. ¿Y Algo? Algo, ¡Algo es lo que cambia!
Singularidad tecnológica
La singularidad tecnológica
constituye la reflexión en torno al reconocimiento de que el avance científico
ha propiciado cambios significativos en la historia de la humanidad, así como
también ha moldeado estilísticas del ser a través de los tiempos. El
vertiginoso desarrollo científico especialmente en ciertas épocas de la
sociedad tiene varios momentos espectaculares, siendo uno de ellos la
reflexión filosófica griega que estimuló el advenimiento de descubrimientos y
de los inventos. Otra ocasión de privilegio está representada por la aparición
de las primeras máquinas, en diversas regiones del planeta, en el contexto de
variadas regiones –chinos, mesopotámicos, indios, griegos, europeos,
americanos- y el asomo de innumerables científicos. Particular interés lo
representa el desarrollo de las máquinas de mayor complejidad, en siglos tan
posteriores como el XVII y XVIII, el surgimiento de la computadora en el Siglo
XX y el vertiginoso avance tecnológico, soportado sobre tal ingenio tecnológico
en las décadas siguientes, avance que permitió ya en el Siglo XXI advertir lo
inminente: la inteligencia artificial,
creada e imagen y semejanza de la humana, igualaría en poco tiempo la humana.
De esta manera, la superación de la facultad humana era cuestión de pocas
décadas, presunción que determinó que el panorama quedara esbozado, años más,
años menos, así:
2050: Inteligencia
artificial igualada a la humana.
2050: Inteligencia
artificial, patrón de referencia intelectual.
2099: Singularidad
tecnológica. Égida intelectual y tecnológica. Transhumanismo 1.0.
Siglo XXII: Transhumanismo
2.0. ¿Poshumanidad?
LI
Porque eso caracteriza a Algo: que es ser de una forma de
ser activa, dinámica, relacional, identificativa, comparativa, hist órica... En gerundio progresivo.
LII
De ahí que en Algo se dio la ¡circunstancia!
De ahí que en Algo se dio la ¡circunstancia!
Ser, relación, ocasión, circunstancia…
LIII
…¡Conocimiento!
En esta
perspectiva, el transhumano se percibe como alguien resultante de la innovación
y del desarrollo tecnológico volcado como artefacto sobre la corporeidad antropológica,
a fin de potenciar en el mismo humano todo lo que pueda ser perfectible:
sentidos, motricidad, resistencia, sinapsis, conectividad, organicidad,
facultades, inteligencia… Este impacto integrativo, por ser de origen
científico y tecnológico, progresivamente permite un tránsito del humano, con
componentes electrónicos, al humano con artefactos robóticos y de este al
robot con componentes humanos, hasta el robot humanizado: con la impronta del
humano, con la perspectiva del humano en todos los órdenes, pero con el impacto
tecnológico exponencial, característicos de los desarrollos de esta naturaleza.
Un humano preparado en tecnología, conocimiento y posibilidades, sustentando
por una conectividad en tiempo real con capacidad suficiente para resolver
situaciones, atender problemas, derivar a nuevos desarrollos y contenerse en
cuanto recurso tecnológico pueda crearse, con base en copias de sí mismo.
Inteligencia,
identidad y corporeidad susceptibles de ser contenidos en cualquier miniatura
tecnológica, con capacidad de ser humano en cuanto a afectos, sentimientos,
temores, experiencias, pero inmensamente conocedor y creativo en forma algoritmica. Sin embargo, con una isotropía y un isomorfismo multivariante,
multieventual y propicio para variadas circunstancias. Esto, indica, la
despedida formal de la figura humana de siglos anteriores, como única
representativa de la estética y existencialidad humanos.
LIV
Conocimiento es lo que se sabe, en la medida que se sabe.
Es un Algo en grado de abstracción. Es una abstracción
capaz de motorizar, de inducir, de propiciar, de producir…
LV
El Conocimiento es Algo que se manifiesta de manera
distinta: en grados de Saber, en formas del conocer. Y este saber y este
conocer, cuando se mediatizan, se hacen técnica: técnica de saber y de conocer.
Instrumentos para saber y conocer. Saber y conocer que transforman.
Este
acontecimiento, perfilado suficientemente para el Siglo XXI, corresponde a la nueva
frontera del conocimiento, supeditado a la circunstancia también tecnológica:
la conquista del espacio extraterrestre, allí, donde la métrica es cosmológica,
las posibilidades son inconmensurables y las exigencias de sobrevivencia requerirán
una nueva naturaleza: justamente, la tecnológica.
LVI
Y como Saber y Conocer son para Saber y Conocer más, entonces, técnica es para
cambiar, transformar y para cambiar y transformarse a sí mismo, ya que una de
las medidas del conocer es el Cambio.
LVII
Por eso, Técnica es la manera práctica mediante la cual
el conocimiento se expresa, en la rutina del cambio.
La Técnica, se perfecciona. El Conocimiento, se
configura, se estructura, se valida…
LVIII
Conocimiento, Ciencia.
LVIII
Conocimiento, Ciencia.
El panorama de
la llamada humanidad, cara al Siglo XXII presenta varios visos, algunos de los
cuales promueven asombro, la admiración, y otros simplemente conmueven por
la posibilidad que se plantea del humano de despedirse de su condición
biológica y orgánica, para adentrarse en la advertida transhumanidad. El dilema
mayor estará determinado por la capacidad de conocer, por la conectividad, la
interactividad, la resolución inteligente de situaciones y la migración hacia
variadas formas de autorreplicación, en una suerte de identidad beta, seguida
de las identidades autorreplicadas 1.0, 2.0, 3.0… Versiones tecnológicas de sí
mismo, cada día mejoradas… ¿en astucia? Llegado este
momento, corresponde a la transhumanidad replantearse: filosofía, credo, ideas,
mitos, concepciones, teorías, imaginarios, leyes, ordenamientos, política, ética,
estética, ciencias…
LIX
Conocer
Es el saber práctico.
LX
Saber
Es el conocer que perdura.
LXI
Eso explica el que haya muchos conocedores, pero pocos, muy pocos sabios.
Eso explica el que haya muchos conocedores, pero pocos, muy pocos sabios.
Transhumanismo
El dilema de la
prevista condición transhumana conlleva un compendio de ideas, de iniciativas y
propósitos dirigidos intencionalmente a configurar un corpus conceptual capaz de propiciar la argumentación a favor de
estas tendencias y desarrollos. Esta tendencia constituye un riesgo
reduccionista pues es propio de todo ismo -sufijo que indica ideología,
doctrina-, precisar una serie de conceptos, de ideas y preceptos, a fin de
propiciar la constitución formal de un credo. Este efecto bien puede derivar
hacia la necesaria ideología, de la cual hay que propiciar distanciamientos
pues es propio de toda ideología el reduccionismo intelectual y la
simplificación de las comprensiones y de los procesos por la reducción a
frases, sentencias, observaciones y prescripciones. Esta situación lleva entonces a
precisar más la tendencia hacia la comprensión, análisis, crítica y desarrollo
de la singularidad tecnológica, camino a la transhumanización. Más que transhumanismo, corresponde
transhumanización. Si se habla de transhumanización, entonces, van a tener
cabida los valores, lo sublime, las actitudes inteligentes, la sensibilidad, la
capacidad artística y la amplitud de opciones que han podido hacer del humano un
ser digno de admiración, de emulación e inspiración.
-El humano como
humano y el transhumano, como expresión superlativa del humano, y de todo lo
que lo represente.
-El humano
transhumano como principio, centro y fin de toda reflexión.
-El humano
transhumano con propósitos de reconocimiento y de inclusión: todo el humano y
todos los humanos.
-El humano transhumano
en su multidimensionalidad: en su inteligencia, para ser más
inteligentes; en sus valores, a fin de ser más axiológicos; en sus potencialidades
y habilidades, siempre inspiradas y motivadas por el bien.
-El humano como
transhumano cada día más consciente y abocado a la trascendencia, pues es este
reconocimiento el que amplia, justifica y magnifica la tarea, ahora
responsabilidad, de transformarse siempre, en lo bueno.
Sugerencias
Aristóteles:
1990. Lógica. 1990. Barcelona: Orbis.
1989. Ética a Nicómaco. Barcelona: Orbis.
Asimov, Isaac. 1983. Yo,
robot. Barcelona: Bruguera.
Barrera, Marcos Fidel:
2014. Filosofía de la ciencia. Amazon.
2010. Modelos epistémicos en educación e
investigación. Caracas: Quirón.
Fukuyama, Francis. 1992. El fin de la historia y el último hombre. Madrid: Planeta Libros
Gauthier, David. 2000. La moral por acuerdo. Barcelona: Gedisa.
Eastman, Mark. Misller, Chuck. 1996. The
Creator: Beyond Time and Space.
http://www.amazon.com/The-Creator-Beyond-Time-Space/dp/0936728612
Hurtado de
Barrera, Jacqueline: 2012. Metodología de la investigación. Bogotá:
Quirón.
Kurtzweil,
Raymond:
2012. La singularidad está cerca. Berlín:
Lola Books.
1998. La era de las máquinas espirituales.
Berlín: Lola Books.
1987. La
era de las máquinas inteligentes. Madrid: Planeta.
Wayt Gibbs. 1995. "Profile: George F. R. Ellis," Scientific American.
Vol. 273.
Nicol, Eduardo. 2011. Los
principios de la ciencia. México: Fondo de Cultura Económica.
Redondo, Edgar. 2012. “Reflexiones sobre el Trashumanismo (H+), una hermosa visión de la Singularidad Tecnológica”. En Piedra, papel y filosofía. Caracas: Quirón-Ivised.
Steven W. Hawking, George F.R. Ellis. 1968. "The Cosmic Black-Body Radiation and the
Existence of Singularities in our Universe," Astrophysical Journal.
Steven W. Hawking, Roger Penrose. 1970. "The Singularities of Gravitational
Collapse and Cosmology," Proceedings of the Royal Society of London, serie
A.
Stephen,
Hawking; Mlodinow, Leonard. 2010. El
gran diseño. Barcelona: Crítica.
Electrónicas
http://www.youtube.com/watch?v=MWHRFT0gK2U
https://www.youtube.com/watch?v=cnCXG4Kx2uw
https://www.youtube.com/watch?v=RjfxjYE9Rgk
https://mail.google.com/mail/u/1/#inbox/1457d3ccccaf02f3?projector=1
Caracas, mayo de 2014
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No me queda más que felicitarte por este extraordinario intento de solapar la filosofía primera con lo último de la ciencia....Desde la conciencia de la nada...y siempre bajo la gran intemperie de lo eterno que nos cobija.....Edgar Redondo
ResponderBorrarNo me queda más que felicitarte por este extraordinario intento de solapar la filosofía primera con lo último de la ciencia....Desde la conciencia de la nada...y siempre bajo la gran intemperie de lo eterno que nos cobija.....Edgar Redondo
ResponderBorrarVertiginosamente placentero. El entrelazamiento entre los capítulos y la prosa, me sugirieron justamente la transformación de la que se habla. Y, nuevamente, veía la obra de teatro como una posibilidad expresiva. Felicidades.
ResponderBorrarDescubrir es darse cuenta y abre las puertas a la busqueda pues esta nunca acaba en terminos existenciales saber es querer saber mas y los humanos somos la causa y las consecuencias es la realidad.
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