Selección de
obras en una investigación
Marcos Fidel
Barrera Morales
Investigadores de Ciea-Sypal en actividad de estudio. 2015 |
Arqueo
El
arqueo consiste en la actividad que se hace a fin de detectar obras, autores y
efectos susceptibles de ser empleados como fuente informativa. También, se
realiza a fin de precisar el estado del arte del asunto, tema, evento de
interés. Este ejercicio permite corroborar la información, determinar qué tanto
se ha investigado lo que se quiere investigar y efectuar la primera selección
de obras y autores, unos para consulta y otros para lectura complementaria.
El
arqueo corresponde a una etapa inicial de toda investigación, por lo demás creativa,
interesante y exigente. Obliga esta actividad la visita a bibliotecas públicas y académicas, igualmente a librerías y centros de acopio
informativo. También, la búsqueda en bases
de datos, en revistas especializadas
y publicaciones arbitradas. De igual manera en internet y en otras opciones
tecnológicas. Además, siempre debe considerarse como necesaria la consulta a expertos…
Es
responsabilidad de todo autor efectuar la respectiva exploración y consecuente
detección de obras, pues a partir de lo que encuentre se toman las decisiones
argumentativas y metodológicas necesarias. Por ejemplo, puede suceder que la
ausencia real de información advierta que impera un cambio radical de la
investigación –de analítica a descriptiva, v.
g.-, cuando no potenciar un estadio de la misma que se pensaba ya estaba
cubierto (estadio predictivo, por ejemplo, de una investigación proyectiva-.
Para tales efectos se sugiere consultar Hurtado,
Jacqueline. 2014. Metodología de la
investigación. Bogotá: Quirón.
Selección
La
selección de las obras es una actividad de necesario cumplimiento. La misma
ocurre en pro del trabajo que se realiza, luego, esto obliga a organizar la
información de acuerdo a una suerte de clasificación inicial que designa, uno, obras fundamentales de la investigación,
dos, textos de ampliación y tres, documentos de profundización. Amén de
otros destinados a potenciar aspectos parciales de la misma, los cuales fungen
de libros y documentos auxiliares. Es importante no caer en el prejuicio según
el cual las obras tienen que ser necesariamente impresas en años recientes. Si
esto fuera taxativo, el gran volumen del conocimiento históricamente
desarrollado por la humanidad desaparecería ipso
facto. Por ello, hay que manejar las cosas con prudencia: hay autores de
referencia histórica que siempre hay que tener presente, y saberlos elegir
indica conocimiento, tino y sabiduría; también, hay autores y obras de carácter
disciplinar, de distinta data, necesarios para la argumentación; igualmente,
deben considerarse libros, artículos y textos de mucha actualidad, pues los
mismos indican cuál es la situación inmediata de la referida indagación, lo que
equivale a determinar en buena medida los propósitos y alcances de la
investigación en proceso.
Importa
distinguir las obras, con base en criterios de rigurosidad: para efectos
académicos y científicos, las obras son académicas y científicas. Luego, designar
los textos que soportan aspectos decisivos de la investigación ofrece cierto
cuidado intelectual. Importan, por ejemplo, personajes reconocidos en términos
de su saber y conocer. Esto no necesariamente significa popularidad ni
criterios apoyados en márketing.
También, es válido precisar autores y obras propuestos por otros autores. Claro
está, precisar esto pasa por buenas lecturas. En oportunidades, es bueno que el
investigador efectúe consultas a expertos, a conocedores de las materias, áreas
y ciencias de su interés.
De
igual manera hay que atender la información de revistas. Por lo regular, los
textos provenientes de publicaciones especializadas, indizadas y arbitradas son
de privilegio. Luego, deben incluirse. De igual manera blogs y sitios web de
cierta calificación cuando los responsables son autores de obras, autoridades o
personas calificadas en los temas. Así como también cuando los sitios
electrónicos están adscritos a instituciones, cuando no publicaciones científicas,
debidamente arbitradas. Estos aspectos debe manejarse con selectividad,
prudencia y criterio de cualificación, siempre en correspondencia con el tipo
de investigación, el objetivo de la misma y los requerimientos que presente.
Lectura
La
lectura corresponde a la actividad técnica e intelectual destinada a
profundizar en aspectos relativos a la investigación -con base en la selección
previa de obras y autores-. Esta actividad es necesaria y se cumple en
todas las fases de la investigación. Sin embargo, es importante tener en cuenta
que autores y obras están por lo regular presentes, por ejemplo, en el inicio
de la investigación, otros en el desarrollo de la misma y otros más son de
mucha ayuda al final de la misma. Sin embargo, todos y cada uno de los autores
y obras seleccionados deben estar –es lo recomendable-, disponibles para
consultas, en cualquier momento de la investigación.
La
dinámica de la investigación exige cierta clasificación de las fuentes -ajustada
a la investigación-, de manera que se distingan obras de lectura obligatoria,
otras de acercamiento tangencial y unas más de consulta puntual. Sin nombrar otros
textos que por lo regular en un arqueo se eligen y sobre los cuales –luego- no
hace falta acudir.
El
desarrollo de la actividad científica determina el ritmo de la misma en términos
alusivos al manejo de las fuentes. Al respecto, es importante precisar que si
en un momento dado se requiere un tiempo mayor para lecturas –especialmente
cuando en la marcha se obliga la profundización, cuando no estudiar aspectos de
cierta novedad-, el investigador puede –y debe- matizar ese tiempo de lecturas
con actividades complementarias, correspondientes a otros momentos estelares
del proceso de investigación, a fin de que la misma avance.
Fichaje
El
registro formal de la información que se recaba, en el momento y en la
oportunidad que ocurre, es de significativa importancia. El efectuar lecturas
sin apoyarse técnicamente en una práctica de registro de obras, autores y
fragmentos, puede hacer perder la oportunidad que significa en un momento
encontrar esos datos, esa información y ese contenido interesante, digno de ser
referido en la investigación. Por ello, una vez seleccionadas las obras,
especialmente las fundamentales, debe efectuarse el registro de las mismas para
efectos del listado de fuentes y para el cotejo y argumentación progresiva. La
forma de referenciar está en correspondencia con el contexto y el manual que se
emplee. En el caso de Ciea-Sypal,
las normas para registro y manejo de citas se encuentra en marfibamo.blogspot.com.
El
uso de las citas, la referencia debida al autor, el año, la obra, la página, en
las convenciones que correspondan es necesario. Es señal de seriedad, respeto
intelectual y dominio técnico. El no cumplir con estos requerimientos, puede
ocasionar malos entendidos, cuando no la presencia de un hecho grave en la
redacción y en el manejo de fuentes: el plagio. Este ocurre cuando se toman citas,
fragmentos de otros autores y obras, sin la debida mención, alusión ni
referencia. De igual manera está presente cuando se emplea la paráfrasis,
puesto que este recurso corresponde a una literalidad soportada sobre un autor
y obra, lo que amerita igualmente referencia, cita o alusión, según sea el
caso. En textos académicos y científicos la práctica de citar debidamente, de
manejar respetuosamente las fuentes es sana, necesaria y productiva. Sin
embargo, deben tenerse presente las variaciones que ocurren, según el género
que se esté desarrollando, pues las normas, giros y estilos se modifican según
sean ensayos, monografías, artículos, informes, análisis, reflexiones, y otras
modalidades del escrito.
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Obras sugeridas
para consultas sobre estos aspectos:
Barrera
Morales Marcos Fidel. 2014, 6. Sugerencias para redactores, comunicadores e
investigadores. Caracas: Quirón.
Hurtado,
Jacqueline. 2014, 4. Metodología de la investigación. Bogotá: Quirón.
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