domingo, julio 05, 2015

La constante

La constante

Marcos Fidel Barrera Morales


La cuestión sobre el ser, la incesante lucha por evitar que el ser se reduzca al ente, es una constante a través de los siglos.
Llanes, Guadalupe. Ucv, Caracas. 2007

I

Una acepción generalizada acerca de la constante permite que esta sea considerada como continuum, en el sentido de algo que permanece. Si bien esta apreciación tiene un rasgo empirista -por la asociación de la constante con lo dado, con el fenómeno, con lo evidente-, prima de todas formas la identificación de esta con algo que se manifiesta, sí, pero de manera persistente. Sin embargo, pese a que persistencia y continuidad son distintos, estos criterios remiten a características propias de los referentes de la constante, ya que puede existir esta de distintas formas: variable, invariable, indefinida…
La continuidad presenta varios modos. En oportunidades, es fija, invariable: se expresa como un algo que permanece inmutable en el devenir, la circunstancia y el espaciotiempo. En otras, la constante es absoluta: esto es, plenum. También puede presentarse como constante relativa, pues la permanencia del algo -al cual remite la consideración- está determinada por la variabilidad, por la transición, por el cambio. Como constante variable que permanece. También lo es indeterminada cuando es vista como potencialidad, también como probabilidad, de igual manera que kaos.
Exempli gratia, constante fija, invariable, cuando se trata de una expresión matemática. Absoluta, cuando se trata del Todo. Constante variable, relativa, en términos naturales: el clima, la topología, la ubicación, la distancia. Constante indeterminada, cuando se expresa como posibilidad…
Empíricamente, la constante expresa un rasgo dinámico, pues la percepción de la continuidad se da en el marco de las relaciones, independientemente de que la constante, en sí misma, presente o no cambios. Luego la constante tiene dos consideraciones necesarias: relación y permanencia. Relación, pues se da la continuidad en el contexto del espaciotiempo, de la oportunidad y de las circunstancia. Y permanencia, pues indistintamente de los cambios que pueda o no presentar, es posible siempre reconocerla. Por ello, estas consideraciones potencian el ejercicio de indagación que conlleva la aceptación de la constante bajo la intervención de dos variables: una, la constante como criterio exógeno de identificación y reconocimiento, y otra, lo endógeno, con respecto a la precisión de ese reconocimiento en términos de lo que es y corresponde. El primer argumento puede ser denominado accidental, también fenoménico. El segundo, esencial o, si se prefiere, ontológico. Los dos tienen consideraciones distintas y en el fondo fungen como criterio de identificación, reconocimiento y validación de la constante. Uno, porque el ser que es, aun cuando es, es posible ser reconocido por la existencia de otros seres. Esta manera emergente del ser se expone como criterio de distinción de la condición de existente. Y el segundo, porque aun cuando algo se pueda precisar a partir de la condición relacional, esta identificación de un algo no resuelve el dilema ontológico que advierte que algo que es, es. Pero, ¿qué es? Luego, hay que argüir en términos que permitan dilucidar onto-existencialmente, a fin de resolver que lo que es, es de alguna manera. Luego, ente. Esto obliga a precisiones relacionadas con qué cosa es lo que es, cómo es, por qué es, para qué es, desde cuándo es...


II

Fragmento. Caracas, 5 de julio de 2015

No hay comentarios.:

Publicar un comentario