lunes, junio 16, 2014

Prospectiva

Marcos Fidel Barrera Morales

A Nour Salame H.



Foto: Puerto Ayacucho, Amazonas, Venezuela.
Rocas de La Tortuga.
La prospectiva corresponde a las formas de visualización que se hacen a partir de futuros, como recurso para la planificación y para todo propósito que apunte al diseño de 1. lo imaginado, 2. lo deseado, 3. lo probable, 4. lo posible, 5. lo imposible… En estos aspectos radica la fuerza de la prospectiva, como recurso para la planificación, pues en la experiencia de futuro gravita esencialmente la creatividad, la originalidad, la motivación, -más que el qué hay, con qué se cuenta y cuánto hay, entre otros-. (Siga leyendo)

En su consideración etimológica, el ver a lo lejos de la prospectiva obliga a efectuar un acercamiento a futuribles, vistos como eventos que se conciben, como propósito ejecutivo, aún más, de vida, en un espaciotiempo determinado, con la convicción de que el modo de hacer del futuro algo viable, algo realizable,  es a través de la vivencia y el compromiso con ese futuro (Godet. Makridakis. Pasquali. Baena. Siastoque. Banguero. Barrera).
El modo de pensar prospectivo tiene implícita su lógica: el estar, que implica un ser -en este caso, ser y estar asociados con un futuro-, tienen más posibilidad de realización si se promueven desde la convicción activa del futuro que se concibe. Luego, la experiencia real, espaciotemporal, es de auténtica anticipación. Esto implica vivenciar el futuro, hacer del presente la experiencia de futuro, anticiparse, para lo cual se requiere anclaje, si se quiere existencial, en el futuro. Esto es determinante, como experiencia psicológica, afectiva, pero más como experiencia real, fáctica, que expresa en obras y tareas la vivencia del propósito de desarrollar cualquier iniciativa. Lo anterior, se resuelve de mejor manera en la medida en que se aplican las técnicas y se elabora el consiguiente plan prospectivo (Barrera, Marcos. Planificación prospectiva. Quirón: Caracas).
El pensamiento prospectivo que se despliega de los intentos de planificación propicia variaciones substanciales en la forma de ver las cosas, pues ya no se trata de perspectiva -mirada del presente hacia el futuro-, ni de prognosis -del pasado al futuro-, sino de futuro mismo. Y desde el futuro, corresponde otear el presente –pasado-, y el pasado –más pasado, aún-. Es el futuro el gran faro que ilumina la práctica, el quehacer, la existencia.
La ubicación vivencial en el futuro a cargo del planificador, del creador, del diseñador, del artista, hace que la mirada cambie, que el entusiasmo aflore y que las actividades que se propongan adquieran sentido por la explicación en torno a lo que está por sucederse, como novedad inmediata. Porque este aspecto es típico de la prospectiva, como estilo de vida: no se trata de recrear pretéritos, de actualizar pasados, sino de concebir novedades, originalidades, muchas de las cuales carecen necesariamente de antecedentes en el presente-pasado.
Claro está, el aspecto relativo a comprender la prospectiva desde la novedad implica apreciar esta opción de la planificación como una forma real, abierta, para la creatividad y las iniciativas de complejidad, indistintamente de la experiencia de pasado –presente- que desde la mirada perspectivista -del presente/pasado hacia el futuro- se puedan apreciar. De ahí la circunstancia motivacional que acompaña todo propósito prospectivo, como lo es el entusiasmo y el optimismo, además de otros recursos de orden actitudinal y metodológico: organización, propósito, disciplina, rigurosidad…

Caracas, junio 16 de 2014
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Barrera Morales, Marcos Fidel. 2010. Planificación prospectiva y holística. Caracas: Quirón.


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