Marcos Fidel Barrera Morales
Sumario
En este texto
se introduce, grosso modo, el tema de
lo disciplinario y de lo interdisciplinario, con miras a favorecer la
comprensión de lo transdisciplinario como propósito gnoseológico, tanto del
científico que se ocupa de las ciencias sociales como de los que laboran en
ciencias de la salud, económicas, físicas... En el desarrollo del paper se atienden preguntas, tales como:
¿Qué cosa es la transdisciplinariedad? ¿Cómo se explica? ¿Cuáles son sus
manifestaciones? ¿De qué está constituida? ¿Para qué sirve? Una vez señaladas
las premisas de la transdisciplinariedad se estudia la relación de esta con el
pensamiento holístico, a fin de establecer correlatos que permitan apreciar que
una forma de pensar transdisciplinaria tiene como sustrato una comprensión
holista del conocimiento. De esta manera se revela la profunda relación que
existe entre el pensar holista y la transdisciplinariedad, ya que una y otra se
necesitan para afirmar las categorías de saber que les ocupa.
La naturaleza de la transdisciplinariedad
Este documento recoge inquietudes planteadas en el marco del seminario intitulado El desafío de la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, coordinado por el profesor Pablo Peñaranda Hernández, en el doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Caracas. Corresponde, además, a conferencia presentada en la V Jornadas Internacionales Cultura de la investigación, ética, complejidad y actitud ante la investigación. Universidad de Oriente. Núcleo de Sucre, Cumaná, Venezuela (2011). Aspectos complementados pueden ser estudiados en los libros Filosofía de la ciencia, y Cultura de la investigación del mismo autor, en circulación a partir de enero de 2014.
I
Lo disciplinar
Suele
referirse lo disciplinar a lo eminentemente teórico, a lo conceptual, por la relación que tiene
este término con doctrina. Por vía
de la interpretación práctica, lo disciplinar tiene que ver con la actividad que
se cumple en el marco de un área del conocimiento, con características de
profesión u oficio, y con rasgos rutinarios, normativos y sistemáticos.
Corresponde lo disciplinar al conocimiento y a la laboriosidad que en un
contexto particular y en torno a un tema se desarrollan. De manera técnica,
puede decirse que caracteriza lo disciplinar la pragmática, en relación con
cierta metódica, en correspondencia con
una sistemática, en el ámbito de una teorética. Es disciplinar, por ejemplo, lo
que concierne a una actividad que se realiza consecutivamente, en torno a un
propósito determinado. Es disciplinar la actividad del constructor que día a
día cumple su tarea de construir, y de cuya actividad se genera experiencia,
conocimiento, ideas y valores. Es disciplinar la actividad que cumple el
docente, cuando desde su formación y sus propósitos de cátedra cumple una serie
de actividades y desarrolla un cuerpo de ideas. Esto explica que lo
disciplinario contenga una riqueza invaluable en contenidos, métodos, tácticas
y técnicas, en relación con el aspecto que identifica la disciplina, sea éste
economía, ciencias sociales, política, disciplinas de la salud, filosofía, o religión.
Sin embargo, ese compendio de aspectos que se conjugan en las disciplinas, y su
real perfeccionamiento representa también la dificultad real de lo
disciplinario: que sus desarrollos, logros y efectos están circunscritos a la
misma disciplina, lo que la hace correr el riesgo del encerramiento cultural
pues toda disciplina produce un relativo aislamiento del ejercitador, con
respecto a su entorno y a otras disciplinas.
La
crítica devastadora a las disciplinas la hace Michael Foucault al
responsabilizarlas de la disgregación del conocimiento, como también al
identificarlas como expresión milimétrica de la hegemonía del poder, con
propósitos de perversión del derecho social y político. Al respecto, dice que:
Durante el
tiempo que ejercen su control y hacen jugar las disimetrías de su poder,
efectúan una suspensión jamás total, pero jamás anulada, del derecho. Por
regular e institucional que sea, la disciplina, en su mecanismo, es un
“contraderecho” Y si el juridismo universal de la sociedad moderna parece fijar
los límites al ejercicio de los poderes, su panoptismo difundido por doquier
hace funcionar, a contrapelo del derecho, una maquinaria inmensa y minúscula a
la vez que sostiene, refuerza, multiplica la disimetría de los poderes y vuelve
vano los límites que se le han trazado (1997:226).
El
propósito de perfeccionamiento y la especialización
progresiva, esto es, el surgimiento de nuevas disciplinas como producto de
la práctica, de la experiencia y del conocimiento que se genera, llevan cada
día a que una persona sepa más y más de algo, pero muy poco de todo lo demás.
Por eso suele vincularse lo disciplinario con la noción de paradigma, tanto en
la expresión griega de perspectiva, como en los variados sentidos con los que
Thomas Kuhn la trata en sus obras (1992).
II Lo interdisciplinar
Como su nombre lo indica, lo
interdisciplinario tiene que ver con la actividad que se realiza mediante el
intercambio, la consulta y la interacción entre disciplinas, profesiones y
oficios. Caracteriza lo interdisciplinar el diálogo de saberes, sin que esa
actividad afecte necesariamente el saber de cada quien, pues la gestión
interdisciplinar, por lo regular, está subordinada a propósitos prácticos
concretos. Cumplido el propósito que anima la actividad entre disciplinas, se
regresa a la postura original.
En el encuentro interdisciplinar cada uno de
los participantes mantiene su autonomía profesional, ya que se trata de
encuentros y de actividades signados por la participación disciplinaria
conjunta a nivel interactivo, sin propósitos de convencimiento forzoso de unos
u otros. Esta característica, la de la autonomía relativa, hace de la actitud
interdisciplinaria una situación de privilegio, cuando de estudiar problemas
concretos entre especialistas se trata, como también cuando de resolver
situaciones complejas corresponde. En estos casos, la decisión final por lo
regular toca a la instancia disciplinar que convoca. Es parecido a cuando una
entidad de gobierno congrega a varios profesionales para escuchar la opinión
sobre un evento que le preocupa, y oídas las intervenciones la instancia que llama
procede a decidir. Los invitados participan desde su disciplina, pero como es
para propiciar la formación de criterio ajeno, entonces se constituye el evento
en interdisciplinar. Luego de la consulta, cada quien regresa a su modalidad
disciplinar, sin haber sido afectado por las opiniones de otros ni por las
disciplinas allí presentes. En este caso, lo interdisciplinar se caracteriza
por la variedad de opiniones, por las posibilidades de escuchar desde diversas
perspectivas, y por lo regular ninguna de ellas es obligante. Al respecto,
Lores Arnaiz admite que cuando se trata de interdisciplina
se apunta a un tipo de cuestiones que requieren de
un conjunto de disciplinas independientes para su adecuada solución. Propicia
una unión en cierto modo “oportunista”, que no crea lazos indisolubles. Apunta
a resolver problemas, aunando resultados, no a desarrollar nuevas leyes” (1999:
562).
Además es bueno tener en
cuenta que la interdisciplinariedad puede asemejarse a la multidisciplinariedad, que trata de apreciar un evento a partir de
varias perspectivas, con criterio sincrónico, a fin de precisar una comprensión
del evento en sí y facilitar las decisiones que competen, en consecuencia. De
ahí que la lectura de lo multidisciplinario lleve a reconocer que lo que
sucede, luego del acercamiento desde las variadas disciplinas, está determinado
por el conjunto de las disciplinas, con la salvedad que no necesariamente
interesa producir un efecto integrativo, producto de las percepciones
disciplinarias, pues obedece más a un proceso utilitario. Una vez ocurrido el
acercamiento multidisciplinario se retorna a la interdisciplinariedad o, en su
defecto, a la disciplinariedad.
III. Lo transdisciplinar
El término transdisciplinar tiene sus implicaciones. Presenta su
sentido un trasfondo metafísico debido a la construcción etimológica que
presenta el prefijo trans -con su
significado de más allá-, y el radical disciplinar, relacionado con la práctica
inmediata del conocer. Lo transdisciplinar indica el sentido del “más allá” de
la formalización disciplinaria y profesional, así como también de los efectos
que corresponden, por lo que esto requiere una mayor atención.
El propósito transdisciplinar advierte sobre la posibilidad de ir más
allá de las disciplinas que motivan un acercamiento investigativo o una
reflexión. Ese “más allá” corresponde a una metáfora con la cual se indica la
posibilidad de acceder a otras categorías del conocimiento donde están
presentes la creación, la invención, la inferencia, la inducción, la deducción
y el insigth -en la forma de Kurt
Lewin (1992)-, entre tantas opciones. Este sentido transdisciplinar no
necesariamente implica dejar atrás categorías anteriores, ni mucho menos, sino
acceder a una cierta superación que está dada por la incorporación del
conocimiento que origina tal efecto en un desarrollo inmediato posterior en
donde el conocimiento originario queda integrado y reconocido en un nuevo saber
-aunque en oportunidades se exprese esa nueva versión del conocimiento a través
de categorías semánticas notablemente diferentes-.
De esta manera, lo transdisciplinario alude a la posibilidad de ir más
allá de la propia especificidad profesional a fin de incorporar a la propia
matriz disciplinar un sentido trascendente propio, como también lo que resulta
del diálogo fructífero con variadas ciencias. Corresponde la
transdisciplinariedad, entonces, a la capacidad integrativa que del
conocimiento se hace entre disciplinas -sea desde la inter o la multisciplinariedad-,
en aras de trascender la propias disciplinas. Esto obliga a considerar que la
transdisciplinariedad tiene como transfondo las concepciones acerca de la
multidimensionalidad, la integralidad, la trascendencia y la complejidad, tanto
de la realidad como del conocimiento comprometido en este propósito
gnoseológico y, a su vez, experiencial. El sentido de complejidad que aquí se
alude lo explica Theilard de Chardin, a raíz de sus investigaciones
antropológicas realizadas al inicio del Siglo XX y publicadas antes de 1950,
que recoge en una de sus obras representativas, El porvenir del hombre:
Por
complejidad de una cosa entendemos, si ustedes quieren, la cualidad que esta
cosa posee de hallarse formada:
1.
Por un número mayor de elementos.
2.
Más estrechamente organizados entre sí.
Desde este
punto de vista, un átomo es más complejo que un electrón, una molécula más
compleja que un átomo, una célula viva más compleja que los núcleos químicos
más superiores que encierra; la diferencia de un término a otro no depende sólo
(insisto) del número y la diversidad de los elementos englobados en cada caso,
sino que depende tanto al menos del número y de la variedad correlativa de las
ligazones establecidas entre estos elementos. Por tanto, no simple multiplicidad,
sino multiplicidad organizada. No simplemente complicación, sino complicación centrada” (1967: 132).
Si
se parte de apreciar la interactividad disciplinar e interdisciplinar como
complejidad, incluida en esta la noción de integralidad (Barrera, 2002),
entonces, se justifica una noción de trascendencia de las cosas y del
conocimiento, que por sus características, evidencias y posibilidades se da
como transdisciplinariedad. En consecuencia, el pensamiento trasdisciplinario conlleva la elaboración de
constructos capaces de integrar varias disciplinas y conocimientos, de manera
lógica, progresiva, coherente y armónica, como también la apertura conceptual,
intelectual y afectiva, a cargo del investigador, que permita reconocer
distintas maneras de percibir la realidad, como también reconocer variadas
dimensiones de la misma, las cuales pueden ser estimadas según la manera de
cada quien y de acuerdo al lenguaje de cada disciplina. De ahí que la actitud
que acompaña la transdisciplinariedad está caracterizada por la apertura, el
esfuerzo sea elaborado con propósitos integrativos, y la esperanza está
centrada en la heurística.
La transdisciplinariedad propicia la reflexión, el diálogo y la
relación entre ciencias, modos y estilos, y propicia que las formas expresivas
ocurran a través de las variantes que cada ciencia aporta, claro está, de
acuerdo a los desarrollos que cada investigador haga y según los propósitos de
cada investigación. Al respecto, la Carta de la transdisciplinariedad, en su
artículo 5, dice:
La visión transdisciplinaria es decididamente
abierta en la medida que ella trasciende el dominio de las ciencias exactas por
su diálogo y su reconciliación, no solamente de las ciencias humanas sino
también con el arte, la literatura, la poesía y la experiencia interior (1994).
No es la transdisciplinariedad una suerte de indisciplinariedad, bajo el argumento de que si la disciplina
propicia el reduccionismo y lo interdisciplinar impide la integración
interteorética, la transdisciplinariedad, entonces, constituye una suerte de
indefinición disciplinar, pues da paso a toda posibilidad, sin que exista la
urgencia de precisar alguna opción, lo que genera una constante de
incertidumbre. Esta postura justifica un falso holismo representado en la
vastedad del conocimiento, en la ausencia de fronteras y en el espontaneísmo
conceptual. Este superholismo subyacente admite que lo transdisciplinario
corresponde a la vivencia del “todo”, lo que llevaría a una indefinición de lo
disciplinario bajo la excusa de que lo transdisciplinario no admite disciplina
alguna para evitar el reduccionismo que toda adjetivación del conocimiento
entraña. Este aspecto obliga a
reflexionar sobre la holística, a fin de esclarecer que la
transdisciplinariedad no es una suerte de holismo, ni superholismo, como
tampoco indisciplinariedad, sino una manera formal de conocer, necesaria
para acceder a otros niveles de complejidad y de conocimiento, sustentada en
las premisas del pensamiento holístico.
IV. La condición holística
El
tema de la holística ha estado presente en la historia de la filosofía. Los
intentos de los primeros filósofos está relacionado con el estudio de la
totalidad y de sus manifestaciones, de ahí que expresiones como kaos
y kosmos se constituyen en
evidencia de ese propósito (Prigogini, 1999; Brigs y Peat, 1994). Para los
antiguos, la forma de representar la totalidad es el kaos, y la manera como
reconocen esa totalidad, en su conjunto -lo que en su momento Aristóteles
recoge en su Metafísica bajo la aseveración
de que el todo es mayor que la suma de las partes- (2000), es a través del
kosmos.
Kaos
y kosmos, dos expresiones indicadoras de totalidad, son manifestaciones
genuinas del intento filosófico de entender la realidad. Kaos, como caverna,
como amplitud, como indefinición y como espacio insondable. Como el gran
espaciotiempo que contiene posibilidad de posibilidades. Y kosmos como orden, como simetría, como referente
ontológico del kaos.
Si
existe algo muy propio de la holística es el reconocer que el todo (hol, holo), como absoluto, es una forma
de nada. De ahí que la noción de nada, en términos del Génesis, es sinónima de
todo, pero al respecto hay que insistir en que el todo, como todo, ¡es nada!
Para que exista algo, debe efectuarse una distinción con respecto a la totalidad,
por lo que la totalidad permanece como condición existencial previa a ese algo.
¡Es a través del algo como el todo se manifiesta y es a través del todo como el
algo se explica! Esto lleva a reconocer algo fundamental en el pensamiento
holístico, como lo es que el “algo”, en este caso la cosa, el objeto o el
evento, constituye evidencia del todo… ¡pero no es el todo! Aquí se debe apelar
al principio holográfico de la holística (Barrera, 2006), según el cual el evento
contiene el todo, que el evento es expresión del todo, que se explica por el
todo, pero no constituye la totalidad, aunque es la totalidad la que permite
descubrir el sentido de esa singularidad. David Bohm lo explica en sus obras y
advierte que “uno puede quedar perplejo ante una gran cantidad de factores como
cosas que no encajan hasta que súbitamente se produce la comprensión y se puede
ver que todos aquellos factores están relacionados como aspectos de un todo”
(1998:35). A esa misma situación alude Chardin (op.cit.), en sus acercamientos al constitucional antropológico.
La
forma más viable para reconocer el todo es mediante la atención en un evento
cualquiera, sin perder de vista que es la totalidad la que explica la
particularidad. Por ejemplo, se puede estudiar el niño como niño, aunque el
estudio como tal obedece a la condición de la naturaleza y de la totalidad
humanos, que permiten apreciar, distinguir y caracterizar la condición del niño
que se está estudiando, con base en la universalidad de todos los niños. Y esta
característica es tan especial en cada caso -la del niño particular en medio de
la condición universal-, que es única, es exclusiva en todos y cada uno de los
casos de niños que se estudien. El niño, amparado bajo la condición universal
de su ser, expresa esa condición universal como particularidad. En clave
poética, el escritor venezolano Andrés Eloy Blanco lo expresó cuando sostuvo
que Los hijos son infinitos (1997):
Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.
V
Relaciones entre pensamiento holista, lo disciplinario y lo
transdisciplinario
Como
corresponde la holística a una propuesta basada en la integralidad, a partir de
una noción trascendente de la realidad, de la ciencia y del conocimiento, los
criterios de estudio están determinados por dicha integralidad y trascendencia,
lo que hace que la forma de pensar de la holística esté signada por esa
condición. En palabras de Krhisnamurti,
pensar holísticamente es ver las cosas holísticamente (Barcelona, 1984), lo que
conlleva capacidad perceptual y aprehensiva destinada a apreciar las cosas
desde su mayor amplitud, lo que obliga al observador a abrirse hacia variadas
posibilidades del conocimiento. Conocer desde la holística exige, entre tantos
otros requerimientos, la apertura suficiente para reconocer que los eventos son
dinámicos, multidimensionales y complejos; que la complejidad (Morin, 1998)
para ser percibida ha de verse desde matrices del conocimiento igualmente
complejas, cosa que obliga a una postura de transdisciplinariedad, ya que desde
la simple disciplina se corre el riesgo del reduccionismo, pese a la bondad y a
la potencialidad que ésta encarna. Para apreciar las cosas de manera holística
ha de acudirse -en consonancia con algunas tesis suministradas por la Unesco-,
una transdisciplinariedad entendida como transcomplejidad (2007).
Reconocer
el recurso integrativo del pensamiento, como también la necesidad del
pensamiento transdisciplinario, facilita el acercamiento y la comprensión a las
prácticas del pensamiento holístico. La totalidad, que se expresa como
evidencia, se aprecia de mejor manera cuando esa evidencia se estudia a partir
de sus rasgos de integralidad, y para ello se requiere un acercamiento transdisciplinario, que desde el punto de
vista técnico y pragmático conduce a reconocer paradigmas y a trascender los
paradigmas mediante la precisión de sintagmas
(Barrera, 2005).
VI
A manera de conclusiones
Disciplinariedad, interdisciplinariedad,
multidisciplinariedad y transdisciplinariedad son expresiones empleadas para
indicar en todo momento categorías del conocer, como también formas prácticas e
interactivas de dichas categorías. De ahí la importancia de ellas pues todas y
cada una remiten al conocimiento, lo que las hace válidas, como también a
experiencias muy particulares. Sin embargo, cada una de estas categorías
semánticas tiene sus visos, características y exigencias, lo que obliga a
estudiarlas con más detalle. Este acercamiento propicia el análisis real de los
procesos que acompañan a cada una y el conocimiento de las situaciones que la
acompañan, para lo cual ha de acudirse a variados principios, algunos derivados
dela complejidad y otros de las precisiones holistas de la ciencia.
Lo
disciplinario corresponde a una particular manera del arte de lo cognoscible, y
a una cultura propia de un tipo de saber que en la medida que se desarrolla da
aportes extraordinarios. De esta forma se crean las ciencias, las disciplinas y
se producen innumerables aplicaciones tecnológicas. Lo transdisciplinario, por
su parte, obliga a una apertura hacia las disciplinas, hacia su conocimiento y
hacia el establecimiento de formas relacionales integrativas, a fin de
descubrir en ese proceso lo que está más allá, aquello que muchas veces no se
aprecia a simple vista, que bien puede ser germen de nuevas iniciativas. Corresponde
casi al advenimiento de una metaciencia, donde las variadas disciplinas
convergen a fin de esclarecer nuevas realidades, a partir de una mirada
distinta.
Es
lo transdisciplinario una opción abierta hacia las ciencias -tanto físicas,
como filosóficas y sociales, que en algún momento de la historia fueron
desvinculadas unas de las otras-, a fin de facilitar el descubrimiento de los
aspectos que determinan el tramado del conocimiento. Ciencias que pese a
permanecer en cierto grado ocultas son siempre necesarias a la hora de
pretender explicar el por qué de las cosas.
-- -- -- -- -- -- -- -- -- -- - - - - - - - -
- - - - - - - - - - - - - - ----------
Referencias
Instituto de Investigaciones Biológicas. Consulta: 4 feb. 2007.
Pablo Peñaranda Hernández. 2007. “Transdisciplinariedad de la ciencia”. Doctorado de Ciencias Sociales.
Universidad Central de Venezuela, Ucv, en Caracas.
- - - - -
- - - - - - - - - - - -
" Este documento recoge inquietudes planteadas en el marco del seminario
intitulado El desafío de la
interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, coordinado por el
profesor Pablo Peñaranda Hernández, en el doctorado de Ciencias Sociales de la
Universidad Central de Venezuela, Caracas. Corresponde, además, a Conferencia V Jornadas Internacionales Cultura de la investigación, ética, complejidad y actitud ante la investigación. Universidad de Oriente. Núcleo de Sucre, Cumaná, Venezuela. Aspectos complementados pueden ser estudiados en los libros Filosofía de la ciencia, y Cultura de la investigación (2014) del mismo autor, en circulación a partir de enero de 2014.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario