Marcos Fidel Barrera Morales
A Radamés Guzmán. Karlin Mezones
Diversas variaciones de
sentido se pueden plantear acerca de la semasiología.
Una de ellas estriba en considerarla recurso auxiliar de la lingüística,
especializada en la determinación de conceptos, dada la relación de términos
que presenta una expresión cualquiera. Otra, que se especializa en ocuparse del estudio de
las palabras en relación con el contexto y la oportunidad de su uso. Estas
precisiones la distinguen de expresiones parecidas, como semántica, semiótica y
semiología.
Si bien la semántica se
reserva más para aludir al estudio del significado de los términos, en sentido
lato, y tanto la semiótica como la semiología para el estudio de los signos
(Saussure. Guiraud, Garroni, Eco…), la semasiología se especializa en la
precisión de conceptos en las oportunidades y contextos en los cuales tales afirmaciones
deben hacerse por exigencia de rigurosidad (Barrera, 2014). Esta situación pretende básicamente evitar malos
entendidos provenientes de sobreentendidos sin entendidos (Castilla del Pino),
típicos de situaciones en las cuales se acepta que existe una comprensión -tácita, a veces, implícita, en otras-, de algo, comprensión que a la hora de la verdad está mediada por variadas acepciones, lo que origina ambigüedad y confusión.
Semasiológicamente hablando, la significación y el sentido se dan en la inmediatez de la circunstancia, y se recomienda para aspectos medulares. De ahí que la semasiología corresponda a un ejercicio de significación asociada a una condición sincrónica, pues el sentido también está en correspondencia con la oportunidad en la cual las precisiones ocurren.
Semasiológicamente hablando, la significación y el sentido se dan en la inmediatez de la circunstancia, y se recomienda para aspectos medulares. De ahí que la semasiología corresponda a un ejercicio de significación asociada a una condición sincrónica, pues el sentido también está en correspondencia con la oportunidad en la cual las precisiones ocurren.
Inicialmente, la semasiología
se puede entender como el ejercicio comunicacional especializado en la
determinación de conceptos a partir de un término y sus relaciones (Diccionario
Enciclopédico. 2009. Larousse), pero el asunto es más complejo que la resultante de un simple juego de palabras, pues la semasiología
es la encargada de determinar el sentido de algo –palabra, dicción,
frase, evento, hecho, situación-, en el contexto, en aras de ratificar -en la oportunidad en que tal propósito se presente-, el sentido que le
corresponde. Es como descubrir la dimensión kairológica del lenguaje, de la comunicación y de la ciencia. Ergo, tiene como propósito determinar noción, sentido y pertinencia. De ahí que se constituye la
semasiología en un recurso descriptivo, analítico en otras oportunidades, cuando no explicativo, destinado a facilitar el entendimiento en torno a eventos, temas, circunstancias,
estudios y otros requerimientos. También ampara la
derivación hacia neologismos, acepciones nuevas y, sencillamente, la conformación de afirmaciones inéditas. Estos aspectos le otorgan a la semasiología la cualidad epistémica, pues la hace viable, susceptible y favorable a la generación de conocimiento.
El rastreo de la semasiología lleva al nacimiento de las lenguas romances y su consolidación, lo que conlleva el estudio del surgimiento de las naciones. Miguel Antonio Caro y Rufino José Cuervo -a finales del Siglo XIX y en el marco de sus estudios sobre el lenguaje bogotano-, ubican
el término en la Alemania del Siglo XIX, pues la expresión -que si bien proviene del griego, mucho antes de Cristo- se adjudica en 1825 al latinista Christian Karl Reisig (Caro y Cuervo, Obras, 1987). De igual forma que Corominas (1961),
quien fija el nacimiento en Alemania, en 1839. Las fuentes coinciden
en advertir que la palabra deriva del griego semasía, significado, semeión,
signo. Legeín, expresión que alude al
logos en acción. Es bueno tener en cuenta que tiempo antes, John Locke, en
el libro III del Ensayo sobre el
entendimiento humano ya se refería a una disciplina similar, la semiótica,
y la inscribía en terrenos del lenguaje (S. XVII). De ahí que tanto semántica, como semiótica se confundan con la semasiología, en el propósito de advertir sobre el habla, los significados, la producción de sentido y la generación de conocimiento.
De qué se
ocupa
La semasiología es la disciplina auxiliar de las ciencias interesada en el estudio de los términos, de su relación con el contexto y de
las implicaciones de significación que corresponden. Se ocupa del estudio de
los sentidos (significaciones), de las precisiones semánticas y de la derivación de los conceptos, en el tiempo, oportunidad y circunstancia demandados. Este propósito se
hace a fin de elaborar precisiones conceptuales que se ajusten con más propiedad
al propósito argumentativo de
1.
decir
(pronunciar, afirmar);
2.
decir lo que se
dice (enunciar, explicitar, describir);
3.
decir lo que se
dice con lo que se dice, en términos de lo que se dice (ratificar, univocidad,
precisión)…
Método
Los pasos relacionados con
la semasiología obedecen a su naturaleza pragmática, por corresponder a las
precisiones semánticas y contextuales asociadas con el imperativo de determinar
conceptos, según la idoneidad, el sentido, la oportunidad y las circunstancias.
En consecuencia, el efecto significativo del proceso conlleva, en términos de
aplicación científica, cierta rigurosidad, a fin de garantizar tanto la propiedad
del desarrollo, como también las implicaciones de sentido que del ejercicio se
derivan.
Es importante recalcar que
existe un momento especial, denominado efecto semasiológico, el cual corresponde al instante en que ocurre
la precisión del concepto, en lo que se quiere, concepto que no necesariamente se
aplica a otras instancias y oportunidades, pues no es propósito de la semasiología generalizar. Nunca. Aunque, siempre existe la
posibilidad de extender el sentido a otros momentos y ejercicios, como recurso
didáctico de aproximación, más no como forma taxativa ni mucho menos de
generalización pues, aparte de evitarse así la sinécdoque (visto como reduccionismo), se reivindica el
propósito de ubicar toda precisión conceptual en el ámbito que le corresponde…
Pasos
El ejercicio semasiológico
contempla tres momentos básicos, Identificación, precisión y determinación,
así:
1. Precisión de aquello que se quiere significar, semasiológicamente.
Esto es, en tiempo, oportunidad, circunstancia y literalidad.
2. Determinación de acepciones, interpretaciones, percepciones,
representaciones. Suerte de arqueología foucaultiana del saber.
Y 3. Conformación del sentido propio de lo que se quiere procesar
semasiológicamente: evento, idea, teoría, circunstancia, desarrollo... Construcción
de la conceptualización: actualización. Teorización.
El ejercicio semasiológico
permite, entre otros efectos, precisar de mejor manera lo que se quiere, a fin
de favorecer desarrollos conceptuales, ejercicios analíticos y actividades
donde la unidad de sentido prima. A su vez, ayuda en la tarea de lograr precisiones de orden teorético, superada en cierta forma el formalismo y la determinación de saberes previos. Se debe insistir, entonces, en que la
semasiología aclara los conceptos esenciales sobre los cuales se yergue
cualquier argumentación: esto, con la intención de obtener claridad,
distinción y precisión, más que terminológica, de sentido, de orientación,
de oportunidad y relevancia.
Ayuda la semasiología a
superar las dificultades derivadas de las afirmaciones que se hacen sin que se devele el significado formal de los aspectos esenciales, dada la polisemia de los términos, como
también por la ausencia de explicación de las variadas metáforas que suelen acompañar cualquier definición,
concepto y precisión terminológica de importancia. A su vez -cosa muy importante-, la semasiología da
paso a la creación de conceptos, a la formulación de aspectos decisivos para la
teorización, la argumentación y la explicación, cosa por lo demás ambicionada en el desarrollo general del conocimiento. He ahí su singularidad epistemológica.
Referencias
Barrera
Morales, Marcos Fidel. 2014. Filosofía de la ciencia. Caracas: Quirón
Castilla
del Pino, Carlos. 1973. La incomunicación. 6ª edición,
Barcelona, Península.
Corominas,
Joan. 1961. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid:
Gredos.
Cuervo,
Rufino José. 1987. Obras. Tomo II. Bogotá: Instituto Caro y
Cuervo.
Eco,
Umberto. 1986. El tratado ausente. Barcelona:
Lumen
Garroni, E. 1973. Proyecto
de semiótica. Barcelona: Gustavo Gili.
Guiraud, Pierre. 1980. La
semiología. México: Siglo XXI Editores.
Locke, John. 2007. Ensayo
sobre el entendimiento humano. Madrid: Porrúa.
Saussure, Ferdinand.
1961. Curso del lingüística general. Buenos
Aires: Losada.
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