Marcos Fidel Barrera
Morales
Aspectos desarrollados en el Diplomado de Filosofía, y en el de Investigación y metodología de Ciea-Sypal, Universidad del Zulia, Universidad de Los Andes (Venezuela). Conferencia en Instituto Venezolano de
Investigación y Servicios Educativos, Ivised. Conferencia en Primer encuentro sobre
Filosofía, educación y sociedad. Maracay, Aragua, 2012. Texto desarrollado en
los libros Piedra, papel y filosofía
(2012), y Filosofía de la
ciencia (Caracas, 2014)
Palabras clave: Filosofía, gnoseología,
epistemología, ciencia, ontología.
Mots clés: Philosophie, gnoséologie,
épistémologie, science, ontologie
Résumé: Divers critères sont
précisées dans la tâche d'identifier clés sémantiques permettant la définition
dans les études proches de la philosophie et la science. Cette injonction, qui
constitue un effort important et une exposition nécessaire, notamment par les
contextes régis par l'interdisciplinarité, aide à orienter les réflexions, le
discernement et l'explicitation argumentative. Les précisions sémantiques sont
de unique aide pour tout intéressé à tout aspect de la connaissance, dans ce
cas pour profanes en matière philosophique et professionnels qui sont peu
familiarisés avec la bonté des concepts et exigent certaines définitions, comme
guides nominaux et conceptuelles. Entre autres critères - et pour les effets de
ce rapprochement thématique-, ce qui importe est de préciser sémantique ce qui
concerne la philosophie, la gnoséologie, l'épistémologie, la science, la
ontologie…
Distinciones
semánticas
para la
categorización filosófica del conocimiento
Marcos Fidel Barrera Morales
Este esfuerzo, el de la comprensión y el hallazgo de una forma de desarrollo
susceptible de ser ajustado a cada contexto, pasa por el propósito de precisar
términos y conceptos matriciales, como lo son lo que alude a la filosofía, lo que corresponde a la gnoseología, lo particular de la epistemología, lo propio de la ciencia, lo que atañe a la técnica y aquello que identifica la ontología. Lo que sigue constituye,
entonces, el acercamiento a estas precisiones, con la intención de motivar su
estudio y profundización, a posteriori.
Esquematización
Esquema eulerizado elaborado por el autor para ilustrar relaciones de inclusión de claves semánticas de orden filosófico (2009-2012). |
El esquema a desarrollar en este capítulo corresponde a un recurso de eulerización
(Doran, 1999. Barrera, 2010, a), en aras de advertir que las referencias
abstractas y, a su vez, lineales, progresivas de dichas categorías tienen un
valor asociado con la didáctica del conocimiento. Más bien, constituye el presente ejercicio una
forma de propiciar la reflexión sobre los términos en cuestión, y de prevenir
confusiones, las cuales suelen ocurrir por falta de distinción, en
oportunidades, o por exceso de ella –especialmente si subsiste una postura barroca
en el manejo de los términos-. En consecuencia, el presente desarrollo se
sugiere sea visto con propósitos de distinción semántica y de didáctica
progresiva, a fin de facilitar un efecto de carácter gestáltico, pues una vez
aprehendidas dichas categorías queda establecer sus relaciones y propiciar su ampliación
y empleo.
Los grafos integrativos informan sobre la naturaleza de las relaciones en
grado de inclusión, y permiten apreciar cierto degradé que permite entrever la
importancia de dichas relaciones. También, facilita el asomo de una didáctica de
las inclusiones, como también de las explicitaciones que concurren en cualquier
análisis. De tal manera ocurre con este camino emprendido en torno a la
determinación de estos conceptos, los cuales una vez estudiados de manera deductiva, abren el camino para su
tratamiento inductivo, así como también para que, en fase posterior, suceda la
ruptura de la linealidad mediante el establecimiento de las relaciones que se
quieran.
Filosofía
Cualquier cantidad de reflexiones se han publicado en torno a la
comprensión de lo filosófico y del hecho filosófico, lo que hace ver que el
esfuerzo de una distinción sea pretencioso. Sin embargo, con criterio sintético
y con propósitos de afirmación de principios del presente documento, es
importante precisar aspectos que abonen el campo de la argumentación. En
consecuencia, a manera de reflexión de entrada, puede decirse de la filosofía:
1.
En origen, la filosofía se estudia como la tendencia natural que se tiene en la
vida hacia la sabiduría, hacia la comprensión de cosas, hechos y situaciones,
de una manera tal que una vez ocurrida dicha comprensión filosófica decanten
principios, afloren verdades y se emitan afirmaciones suficientemente
representativas, con grado de generalización, por su trascendencia. Este
aspecto, si bien en oportunidades es difícil de precisar, es determinante a la
hora de desarrollar los argumentos, pues lo filosófico se distingue
necesariamente de lo meramente conceptual e ideológico, o de lo auténticamente
descriptivo o de lo necesariamente fáctico, por sus efectos de permanencia y
amplitud, sin que a estos otros aspectos no se les reconozca su valor en
materia del conocimiento inmediato.
2.
Es propio de la naturaleza humana el saber y el conocer, y el tender hacia
ello. Es una condición inevitable, pues por más intentos que se hagan, incluso
en contra de esa tendencia natural, se termina de igual manera sabiendo. En
consecuencia, ha de reconocerse la filosofía como una condición natural y necesaria,
extensiva de lo que el humano es, ya que -salvando un riesgo determinista que
estaría más asociado con lo que se conoce-, la naturaleza tiende naturalmente
al saber, de manera que una vez que se sabe, más saber se quiere. Esta
afirmación de Aristóteles está en la raíz de su inquietud filosófica al
advertir que “todos tienen naturalmente el deseo de saber” (Metafísica, I, 1.
Pg. 11). Esa inclinación natural, esa tendencia, hacia la cual se ordena quien
tiende, se ha entendido como amorosa. El amor –philos, como ímpetu natural, profundo, permanente-, impulsa hacia
el saber -sofía-, con la garantía de
que lo encontrado permite descubrir que la razón de ese amor no tanto radica en
lo que se encuentre, sino en un fin ulterior, permanente y progresivo que nunca
se sacia pero que en cada encuentro da motivos para creer, para conocer, para
saber, para la felicidad y, también, para una suerte de insatisfacción que
impulsa a seguir indagando. Es la
filosofía la historia del amor y del saber, que se encuentran a profundidad, y en
ese encuentro se descubren incapaces de agotarse a sí mismos y, entonces, se
vislumbran con una atemporalidad capaz de llevarlos a nuevos desarrollos, a
nuevos descubrimientos, a nuevo saber… eternamente aprendiendo. La metáfora del
amor, que la tradición filosófica ha recogido como clave conceptual para
entender la filosofía, sigue vigente. El amor es entusiasta, es motivador, es
cautivador. Tiene la ventaja del emprendimiento, de la disciplina, de la
rigurosidad y de la exigencia. Y el filósofo –amante del saber-, como buen
enamorado, busca, indaga y persiste. Y una vez que encuentra, se extasía en la admiración,
como contemplación activa que propicia realizaciones, ejecución de proyectos, formulación
de iniciativas… y nuevos propósitos. Porque es propio de la filosofía el amor
al saber, pero más que al saber que se sabe (se tiene), se ama el saber que
está por saberse, el saber por venir.
3.
El amor filosófico es integral (Maritain, 2012),
compromete la naturaleza antropológica en todas sus dimensiones. Se vivencia de
forma tal que impacta la racionalidad y las maneras de esta potenciarse. Se
expresa como volición, y se hace acto, presencia, decisión, desarrollo. Se
transmuta además en afecto, en aprecio, en amor intenso. Y como si fuera poco,
el amor filosófico trasciende, va más allá sin olvidar el más acá. Indaga,
busca, se esfuerza y, luego del hallazgo, de su disfrute y contemplación,
emprende nuevamente la tarea de seguir buscando. En la afirmación de Julián
Marías, “el objeto de la filosofía es trascendental” (1980: XXXI), se descubre
el sentido filosófico del más allá, de la filosofía. De esa manera, por sus
implicaciones, también por el esfuerzo que conlleva y por el método reiterativo
que permite volver al evento filosófico para siempre recrearse en su
consideración, ¡siempre habrá algo por decir! Es la filosofía una forma de
saber y de conocer permanente, reiterativo a veces, y cuya vuelta a su estudio
significa novedad.
Gnoseología
La gnoseología constituye una expresión de la filosofía que se
especializa en el conocimiento, como facultad, dimensión y tendencia. Estudia
el cómo se conoce, más que el qué conoce. Ese estudio implica el reconocimiento
de la capacidad de pensar y una preocupación por determinar sus características
modos y manifestaciones. Se estudia también la gnoseología como teoría del
conocimiento , en alusión directa al estudio de las maneras mediante las cuales
el intelecto razona, abstrae, procesa y conceptualiza.
En su origen griego (γνωσις,
gnosis, nous) alude al conocimiento
en cuanto a actividad del pensar y a la forma como se piensa, tarea pensante y capacidad
de conocer (Platón, Teeteto, 1969), en relación directa con las formas que
emplea y los procedimientos mediante los cuales valida lo que conoce. En
consecuencia, gnoseológicamente hablando, las afirmaciones remiten al
descubrimiento de las maneras mediante las cuales se produce el conocimiento,
tanto en los procesos, el método, la capacidad cognoscitiva y los recursos que
neuro, empírica y conceptualmente se desarrollan. Como lo señala José María De
Alejandro, en Gonoseología, “La
investigación gnoseológica intenta descubrir las causas supremas del
conocimiento humano” (1974: 5) y “determinar no sólo la capacidad de la mente
humana para el conocimiento cierto en general, sino también para el
conocimiento científico y metafísico en particular, así como señalar y
descubrir los criterios supremos y universales de toda certeza” (op. cit.: 5).
Cercana a la gnoseología se encuentran la psicología y la lógica,
por lo que es posible que se establezcan relaciones directas y haya autores que
prefieran denominarlas de esa manera. Eso se justifica, dada la preocupación de
la gnoseología por los procesos mentales y por las capacidades tanto de raciocinio
y de abstracción, como de logicidad y coherencia. De esta manera, la lógica se
acerca a la gnoseología, pudiendo en un momento determinado estar ubicada la
lógica como ciencia auxiliar de la gnoseología: todo pensar, como proceso y
como desarrollo, es lógico y obedece a procesos y elaboraciones en las cuales
están presentes la ilación, la coherencia, el raciocinio, la abstracción, la pertinencia
y la prudencia...
Es importante distinguir muy bien estos conceptos, a fin de
diferenciarlos tanto de la filosofía, en lo que a concepto se refiere, como a
la epistemología, vertiente esta de la filosofía y de la pragmática científica
con la que suele confundirse. Es necesario tener en cuenta que las precisiones
de carácter gnoseológico están en relación directa con la matriz reflexiva que
ampara tal propósito, por lo que se establece una relación directa de la
gnoseología con la epistemología. Se tiene una noción gnoseológica en relación
directa con el modelo epistemológico, y según el modelo epistémico se explica
el evento llamado gnoseológico. Sin embargo, a pesar del modelo epistémico, hay
aspectos de carácter gnoseológico que se expresan de manera distinguible, lo
que hace que lo gnoseológico con base en el principio de identidad, tenga
formulación propia.
Son aspectos íntimos del quehacer gnoseológico lo vinculado a la
reflexión, a la interiorización, a la abstracción, a la imagen sensible, la
imaginación, la simbolización, la ideación y la predisposición al acto,
incluyendo un acercamiento tangencial a la intuición, a las impresiones,
incluso a la revelación y al descubrimiento..
Epistemología
La epistemología constituye la vertiente de la filosofía que se
ocupa de los saberes soportados sobre las disciplinas, las ciencias y los
oficios. El origen del término, devenido del lenguaje coloquial, advierte sobre
el conocimiento que se soporta en algo. El prefijo griego epis -sobre, encima-, y teme, asociado con verdad -reminiscencia de
Themes, diosa de la verdad-, indica conocimiento o verdad que tiene soporte,
sustentación, que está basado en algo. ¿En qué? Pues en experiencia, en la
realidad, en la naturaleza, en ciencias, disciplinas, artes y oficios. Esta
alusión al conocimiento sostenido, desde el lenguaje natural y por asociación
con la física, fortaleció la presunción de que el conocimiento duro era
justamente el que se soportaba sobre las ciencias naturales, presunción que
marcó el desarrollo científico por muchos siglos. Cuando se desarrollaron las
ciencias humanas y sociales, particularmente en el Siglo XX, por oposición al
pensamiento soportado en las ciencias naturales, se desarrolló un cierto
sentido peyorativo al hacer creer que existían unas ciencias “duras” y otras “blandas”,
siendo las primeras (naturales) más creíbles que las segundas (sociales). Sin
embargo, a finales del mismo siglo tal aseveración fue perdiendo fuerza por la
importancia y desarrollo de las ciencias sociales, y por el derrumbe de mitos
asociados con la materialidad, que a través de la mecánica cuántica reveló lo duro
como indefinido, como aleatorio y probable, y lo verdadero tan sólo como
posible.
El tránsito entonces, epistemológico, es decir, soportado en la
ciencias, se configuró según la disciplina y de acuerdo a la tradición,
premisas y propósitos, lo cual dio origen a configuraciones conceptuales que
con el tiempo se precisaron como modelos, corrientes o tendencias
epistemológicas. De esta forma, se determinó una episteme según modelos
centrados en la experiencia de las ciencias naturales, y otras en la capacidad
abstractiva, de raciocinio y simbolismo. Mientras que otras, por sus propios
caminos, fueron determinadas por la capacidad de ideación y de invención, sin
faltar las maneras epistemológicas sustentadas en los oficios, las prácticas y en
los desarrollos progresivos. Estás tendencias y efectos configuraron los
llamados modelos epistemológicos (Barrera, 2010b), los cuales son vistos como
representaciones culturales del conocimiento, de los cuales se desprende
ciencia, ideas, filosofía, prácticas, productos… Son los modelos maneras
gestálticas, casi sistemas, cuyo valor estriba en la organización del
conocimiento y en la precisión de un orden lógico que configura un corpus conceptual, argumental y práctico,
que permite tanto la identificación de su propia manera de hacer ciencia, como
otras formas de pensar, el establecimiento de la relaciones y la determinación
de las maneras mediante las cuales el conocimiento se imbrica, se enreda y se
fortalece.
Es equivocado plantear que episteme es conocimiento duro, por
oposición fáctica al conocimiento blando de otras ciencias, como si las otras
ciencias no generaran episteme: todas las ciencias, por el hecho de ser
ciencias, generan episteme, generan conocimiento, son fuente de saber.
Ciencia
Es la ciencia aquella comprensión de los eventos, de los fenómenos,
de las situaciones y de cuanto se conoce y está por conocerse, en términos de
la formalización de los saberes. La ciencia da origen y sustento a los oficios,
a las profesiones y a la actividad que se cumple en cualquier contexto y lugar,
laboral, existencial e intelectualmente. Es, a su vez, compendio de conocimiento,
expresión de experiencia, desarrollo de ideas, precisión de conceptos, acopio
de métodos y técnicas, y determinación de preceptos. Como lo explica Eduardo
Nicol, en Los principios de la ciencia,
es “todo conocimiento que funde su legitimidad, por una parte, en la evidencia
de una realidad determinada, y por la otra, en su organización objetiva,
metódica y sistemática” (2001:10).
La ciencia corresponde a un conocimiento que por ser elaborado con
propósitos de aplicación y desarrollo, está llamado a ser superado. Por eso, la
ciencia evoluciona, deviene, se perfecciona. Constituye, entonces, una forma
actualizada, permanente de conocimiento que vive su propia autorregulación,
además de su propia anulación pues la misma ciencia, en oportunidades, luego de
efectuar afirmaciones en un sentido, cambia radicalmente su pronunciamiento, a
favor de otras tesis.
Es también la ciencia el resultado de arduos procesos
investigativos, centrados sobre el deseo de conocer, en recorridos que cubren
distintas fases: exploratoria, descriptiva, analítica, comparativa,
explicativa, predictiva, proyectiva, interactiva, confirmatoria, evaluativa
(Hurtado, 2010).
Es también la ciencia producto de la sistematización de
experiencias, de la abstracción que de las prácticas de dichas experiencias se
hacen a fin de aprender, de conocer y profundizar.
Si bien la ciencia tiene que ver con maneras formalizadas del
conocimiento, provenientes de variadas vertientes del saber, no todo lo que por
esas vías provenga adquiere la categoría de ciencia. Para que sea reconocida
como tal, varios criterios determinan su composición, suficientes para darle
existencia, configuración, veracidad y oportunidad. Entre tantos, pueden
plantearse los siguientes.
1.
Toda ciencia tiene un área,
aspecto o evento específico de interés.
De algo
se ocupa la ciencia, sobre algo indaga y sobre ese evento se desarrolla.
2.
Toda ciencia tiene ideas,
conceptos.
El
aporte conceptual, teorético y filosófico de toda ciencia es indudable.
3.
Toda ciencia tiene logros.
La
condición fáctica de la ciencia es imprescindible pues por sus efectos es que
la ciencia se distingue.
4.
Toda ciencia tiene método.
Aporte
de cada ciencia lo es su método. La manera como desde cada ciencia se resuelven
problemas, se indaga y se determina el conocimiento es distintiva de cada una
de ellas.
5.
Toda ciencia tiene
desarrollos, aplicaciones, efectos.
Por muy
abstractas y teóricas que sean las ciencias, no dejan de ofrecer desarrollos
concretos, aplicaciones y logros determinados. Arte, literatura,
procedimientos…
6.
Toda ciencia tiene autores y,
en consecuencia, obras intelectuales.
Las
ciencias tienen la virtud de ser conocidas y estudiadas gracias a la producción
intelectual que de ellas emana. De ahí la importancia de escritos, obras,
textos y cuanto efecto comunicacional resulte. También, los autores simbolizan
determinadas ciencias.
7.
Toda ciencia tiene ubicación
sociocultural.
En cada
cultura y en cada experiencia se desarrolla ciencia, y la ciencia soporta cada
experiencia relacional y societaria.
8.
Toda ciencia tiene técnica y
provee tecnología
La
perfección de instrumentos, de recursos y de procedimientos hace que la ciencia
también sea reconocida por logros, productos y formalizaciones técnicas y
tecnológicas.
9.
Toda ciencia descubre,
explica, predice.
La
ciencia se basa tanto en la práctica, como en el enigma y el descubrimiento.
10.
Toda ciencia se actualiza.
Una de
las características de la ciencia es la posibilidad de evolucionar, su
constante cambio, lo que la hace vulnerable en afirmaciones pero fuerte en
predicciones y nuevos desarrollos.
Ontología
Corresponde la ontología a los estudios relativos al ser, a partir
de los aspectos que le corresponden. Del ser que es, en los términos de lo que
es, con un sentido aparentemente dual: trata de lo general en cuanto a
concepto, orientación, naturaleza y propósito, pero también alude a lo particular,
a cada ser en cuanto que es, en sentido también general, sin necesariamente
especificar de cuál particular se trata. De ahí que la ontología ahonde en el
estudio y comprensión del ser, y emerja a su vez como explicitación de
categorías susceptibles de ser aplicadas al estudio del ser en sí, y por
extensión, a todos los seres. Gracias a la ontología se pueden afinar
conceptos, precisar naturalezas, describir condiciones e indagar sobre las
cosas. Como lo advierte Aristóteles, “Hay una ciencia que estudia el ser en
tanto que ser y los accidentes propios del ser. Esta ciencia es diferente de
todas las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general el
ser en tanto que ser” (Metafísica, IV, I. 2003: 78)
Toda filosofía trata de seres, toda epistemología alude a los
seres, toda ciencia se entromete con los seres, pero todos los tratan de manera
muy particular, pues al ser que es, en términos de cualquiera de las referencias
anteriores, cada disciplina, ciencia y epistemología lo estudia de manera
distinta. Y, aún, a pesar de esas distinciones de término y de comprensión, en
el fondo, se trata de los mismos seres: esto es, lo que es, en términos de lo
que es, como es, por lo que es, para lo que es… Esta reflexión con respecto a
lo que es honra la tradición filosófica que desde tiempos anteriores consagra
la importancia del ser como ser –fuente de verdad-, tal y como lo expuso Parménides
en su poema: es el único camino para conocer, el del ser, el de lo que es
(porque el camino de lo que no es, no lleva a ninguna parte) (2012).
En consecuencia, estas precisiones semánticas ayudan a comprender
la naturaleza propia de las cosas y a determinar la importancia de la ontología,
pues es ella la expresión del saber y de la filosofía por su capacidad de hablar
de todo, sin necesariamente referir a algo (porque, si en nombre de la
ontología se remitiera a un algo se produjera un reduccionismo o, también es
probable, ocurriera un ejercicio de hipóstasis, si se entiende por esta como la
oportunidad en la cual el ser, que es, se precisa de manera particular a fin de
ser identificado de alguna forma, para efectos de su ubicación con respecto a
la ciencia, a la naturaleza, a la historia o al conocimiento).
Mención especial merece la ontología en la actividad científica.
Como en la ocupación del investigador la precisión ontológica es necesaria,
pues determina exactamente el sentido de lo que quiere, en los términos que
quiere, es importante tener en cuenta que esta identidad ontológica -más que
aludir al evento de estudio, que corresponde a la fase descriptiva de la
investigación y pudiera ser la objetivación de rasgo hipostático-, tiene que
ver con la tarea de develar lo que subyace detrás del propósito científico, con
rasgo gestáltico, así como también lo propio de cada objetivo metodológico, en
la profundidad de lo que trata la investigación, con el propósito de ahondar en
su compresión, precisión y desarrollo. Pues, si se hace la lectura ontológica
de un proceso metodológico en aras de cumplir con una intencionalidad de
investigación, se accede a un nivel de aprehensión de singular importancia en
el quehacer científico, epistemológico y filosófico. De esta manera se estaría
superando el inmediatismo que ofrece la lectura fenoménica, para ahondar en lo
que está oculto a la mirada inicial, pero que luego de su acercamiento
reiterativo se manifiesta con toda claridad. Y eso es lo ontológico.
Fuentes
Aristóteles. 2000. Metafísica. Bogotá: Ediciones Universales.
Barrera Morales, Marcos Fidel. 2010, a. Holística. Caracas: Quirón.
Barrera Morales, Marcos Fidel. 2010, b. Modelos epistémicos en educación e investigación. Caracas: Quirón.
De Alejandro, José María. 1974. Gnoseología. Madrid: Bac.
Doran, Jody; Hernández, Eugenio. 1999. Las matemáticas en la vida cotidiana. Madrid: Addison-Wesley.
Hurtado, Jacqueline. 2010. Metodología de la investigación. Bogotá: Quirón.
Marías, Julián. 1980. Historia de la filosofía. Madrid: Revista de Occidente.
Nicol, Eduardo. 2011. Los principios de la ciencia. México: Fondo de Cultura Económica.
Platón. 1969. Obras completas. Madrid: Aguilar.
Fuentes electrónicas
Parménides. 2012. http://www.galeon.com/filoesp/Akademos/textos/parmen.htm. Visita: febrero de 2012.
- - - -
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario