martes, enero 14, 2014

Paradigmas, paradogmas, sintagmas


Marcos Fidel Barrera Morales


          Suele confundirse el paradigma con una manera excluyente. Esta forma realmente corresponde al paradogma. El paradigma tiene como explicación su propia conformación y el reconocimiento tácito de otras maneras de conocer. El paradogma, por su parte, se encierra en la autosuficiencia. Uno y otro han dado aportes en la conformación de conocimiento. Sin embargo, ambos son insuficientes a la hora de dar una respuesta a los dilemas de la ciencia, aún más desde la inter y la transdisciplinariedad. Para ello se requiere apelar al sintagma, esto es, una manera conceptual, didáctica, metodológica y filosofía suscitada a partir de los distintos paradigmas, con criterio relacional y, progresivamente, integrativo. Pues, así son los sintagmas, maneras, ejercicios, desarrollos, comprensiones y efectos nacidos del acercamiento y la emergencia de comprensiones novedosas de los hechos, de los sucesos, de las invenciones y de las realizaciones. Esta secuencialidad implícita presenta variados niveles que, para efectos didácticos, se denominan perceptual, aprehensivo, comprensivo e integrativo.



Paradigmas
En algunos casos el paradigma es visto como manera de vivir la vida, en otros como weltanschauung o como ley o como giro hermenéutico (Gadamer, 1995) y en oportunidades como conducta, lo que obliga a precisar su etimología, para efectos de esta reflexión: paradeigma; para, del lado de; atos, modelo, ejemplo; déiknymi, yo muestro (Corominas). Paradigma corresponde a la ubicación junto a un modelo, a una manera de ver desde una forma determinada, a la ubicación del interesado desde un ángulo que garantiza una perspectiva. Los paradigmas constituyen maneras de ver la vida, de ubicarse profesionalmente ante la misma y de realizarse en el plano de las relaciones interpersonales y de la cotidianidad existencial. Constituyen formas mediante las cuales se determina un algo: su precisión, identidad, ubicación, relaciones y reconocimiento de los aspectos que configuran su contexto.
Variadas acepciones de paradigma se conocen, a través de la obra de Kuhn (1992), Wilber (1992), Mires (1996) y más autores, sin descontar la más remota derivada de los griegos y recogida por Platón (1987). Constituye el paradigma una complejidad caracterizada por ideas, valores, procederes, actitudes que tienen cierta homogeneidad, que al ser estudiados presentan mayor o menor grado de coherencia entre sí y una distinción muy propia con respecto a otros.
Lo particular del paradigma es que contiene el principio de alteridad, pues el reconocimiento de un paradigma tiene, entre otros, dos aspectos esenciales: la identidad consigo mismo y con respecto a lo otro. Esto lleva a tener en cuenta un aspecto fundamental del paradigma: la aceptación de otra o de otras maneras, formas y entidades. Este aspecto es el que permite diferenciar muy bien el paradigma del paradogma. El paradigma, para que sea reconocido como tal, contempla, ya sea de manera implícita, tácita, explícita o evidente (Barrera, Comunicación y antropología), el reconocimiento de otro paradigma, de otras maneras de ver. De no hacerlo, se está ante el paradogma, por lo que obliga la distinción.

Paradogma
Aclarar este aspecto es importante a fin de determinar cuándo se está ante un paradigma y cuándo ante un paradogma: si la perspectiva planteada como paradigma reconoce la posibilidad del otro, entonces, el paradigma emerge con la fuerza y las características que lo constituyen. Si el denominado paradigma niega la posibilidad de otra opción, entonces, ni modo, se está frente al paradogma. Al ser expuesto el supuesto paradigma como absoluto, como único y exclusivo, y esto conlleva la intolerancia, realmente se está ante el paradogma. Este criterio ayuda a distinguir posturas académicas, científicas, literarias y políticas, pues en oportunidades no falta quien en nombre del paradigma ataque, desprecie o simplemente niegue a otras maneras –epistémicas, filosóficas, gnoseológicas, técnicas, científicas-, cosa que ubica al protagonista de esta actitud como dogmático.  Sobre este aspecto dice Hegel, en Fenomenología del espíritu, que “El dogmatismo, como modo de pensar en el saber y en el estudio de la filosofía, no es otra cosa que el creer que lo verdadero consiste en una proposición que es un resultado fijo o que es sabida de un modo inmediato” (1997:28).
Cabe distinguir varios aspectos en la presente reflexión. Entre ellos, que en materia del paradigma es bueno tener presente que éste tiene sentido con respecto a otras maneras de conocer. Por eso es paradigma. En consecuencia, dependiendo de la modalidad, circunstancia y otros factores, puede ser visto como tolerante, comprensivo, opositor, competitivo, divergente. Otro aspecto a tener en cuenta es que cuando se entra en terrenos de confrontación extrema, de negación y de anulación de otras formas de conocer, como método, entonces, se está en riesgos del paradogma. Incluso, en términos de la dialéctica, pues si la actitud de quien se ubica en ella consiste en negar todo el tiempo y en arremeter contra otro paradigma, sin propiciar el punto de honor de la dialéctica como lo es la síntesis, entonces, se está en ámbitos mera y exclusivamente del paradogma, lo que niega tanto la tesis como la antitesis y la síntesis. Al respecto es bueno recordar que la expresión síntesis, en honor a su etimología y sentido filosófico (syn, griego, coincidencia), implica el desarrollo de una nueva tesis, que ni es la tesis ni la antítesis que la originan. Esto justificaría, en una de las variantes significacionales, el desarrollo, por ejemplo.

Sintagmas
Si bien es cierto que los paradigmas son válidos, esto es, existen, tienen identidad, reconocimiento, además refieren cierta física, cuentan con teorética y pragmática, hay que advertir que los mismos pueden llevar muy sutilmente a una postura rígida, pues tiende el paradigma, a perfeccionarse y este camino puede contener el riesgo de la dogmatización. Aún más, en medio de las urgencias relacionadas con la complejidad y ante la necesidad de derivar hacia un pensamiento más interactivo, interdisciplinario y transdisciplinario, el propósito  de converger hacia formas más actualizadas de conocer se logra de mejor manera si se trasciende el paradigma, ya que esa actitud conduce a descubrir otras opciones, otras maneras y, en consecuencia, a un ejercicio de apertura hacia otros estilos de ver el mundo. Esta tarea es difícil, especialmente porque cada paradigma genera, aparte de ideas, métodos y técnicas, considerable afectividad. Transitar hacia otras formas de ver la vida, implica conocer otras maneras de sentir, de ver, de conocer y, en consecuencia de actuar. El intento de conocer otras opciones es preciso hacerlo, especialmente para evitar el círculo vicioso del conocimiento, propio de todo paradigma cuando metodológicamente lo que hace es validarse a sí mismo, lo que constituye un camino directo al paradogma.
Los riesgos -tanto del círculo vicioso, como de la dogmatización-, tienden a desaparecer a través de lo que se conoce como sintagma (syn, synáiresis, contracción, juntar, coincidir, y del griego tagma, estructura, formación, manera, orden). El sintagma se puede entender como la coincidencia de paradigmas que se expresa a través de una forma dinámica e integrativa. El sintagma se constituye en la manera mediante la cual se crean las condiciones integrativas derivadas del propósito de conocer, que permiten la generación de un conocimiento distinto, como también develar claves interpretativas autónomas, suficientes para la emisión de planteamientos novedosos.
Pensar sintagmáticamente significa hacerlo desde una condición de saber producto del estudio de variadas opciones, del conocimiento de otras vertientes, como también de la actividad relacional propia del mundo del saber que entiende que debe superar la condición distintiva del paradigma y la excluyente del paradogma a fin de converger hacia formas más depuradas, más científicas y más integrativas, requeridas en la tarea de propiciar nuevos desarrollos, como también saltos de eje, teorizaciones, abstracciones, emergencias, experiencias, vivencias.
Los procesos sintagmáticos son complejos y exigentes. Para propiciar sus efectos en las ciencias, por ejemplo, se requiere conocer las variadas maneras de precisar las mismas, desde los paradigmas y según los paradogmas, a fin de facilitar una forma integrativa, de sustrato holístico, que permita conocer su presencia y estudiar su evolución. Desde el punto de vista de los métodos, conlleva a reconocer los distintos aportes de las disciplinas y de los autores, profundizar en ellos y facilitar su práctica con sentido: sabiendo de dónde vienen, conociendo sus implicaciones epistémicas y su efectos en ciencia e investigación. Según los afectos, importan mucho las actitudes, pues los procesos de negación psicológica hacia otras formas de conocer, distintas a las que se conocen, pueden determinar el tránsito entre el dogma, el paradigma y el sintagma.
El pensar sintagmático ayuda a superar las visiones binarias que reducen la totalidad, exclusivamente a dos de sus aparentes manifestaciones, sean dicotómicas, dialécticas, divergentes o duales, pues el riesgo de la binariedad estriba en la posibilidad de anular el principio de alteridad y de búsqueda de lo desconocido. Según la comprensión sintagmática, propia de una actitud gestáltica, se entienda que las aparentes binariedades (cualitativo-cuantitativo, materia-espíritu, teoría-praxis, gusto-disgusto, entre otras), son expresiones insuficientes para explicar de manera integrativa el sentido de la ciencia y del conocimiento. Constituyen las posturas binarias maneras a veces simplistas y cómodas tanto del conocer como del des-conocer, pues reducen el plenum del conocimiento a uno o dos aspectos (efecto sinécdoque), justificando en muchas oportunidades más fobias, cuando no hostilidad.
Pensar sintagmáticamente significa efectuar el ejercicio de conocer distintas maneras de pensar, de hacer ciencia y de investigar, en atención también al anhelo de derivar hacia expresiones armónicas, coherentes y consistentes. Ante esto, es importante tener presentes dos de sus riesgos: el holismo y el eclecticismo. Ante el primero, se debe advertir que no se trata de conocer todo y saber de todo, lo cual es absurdo; y en lo segundo, no se refiere a hacer uso indiscriminado de ideas, métodos y técnicas, bajo un criterio inmediatista de aprovechamiento,  pues se trata más bien de tener la apertura y la capacidad afectiva, emotiva y racional para promover esfuerzos de indagación animados por el anhelo de conocer, propósito por el cual los métodos, las técnicas y las estrategias se ordenan a ese fin mayor. Tampoco, por supuesto, en términos de la investigación, se trata de efectuar ejercicios a fin de validar métodos ni de sustentar teorías, per se. Esto explica, por ejemplo, la comprensión integrativa de la ciencia y de la investigación (Hurtado, 2000) que sugiere las maneras integrativas de hacer ciencia, honrando los diversos aportes y en aras de una lógica de lógicas, como advenimiento de la ciencia que está por sucederse.

Niveles sintagmáticos de complejidad
Cuando se trata del ejercicio de la investigación, tendiente a cumplir con requerimientos tanto académicos, como empresariales y organizacionales, la orientación sintagmática de la ciencia considera cuatro momentos de su desarrollo: perceptual, aprehensivo, comprensivo e integrativo.
Perceptual: En el momento perceptual del sintagma, el investigador observa, registra, efectúa lecturas, ficha, codifica, descodifica y procesa. Este nivel se denomina monográfico, por corresponder a la tarea de recopilar información y de procesarla a fin de estructurar un primer desarrollo sustentado en el conocimiento que se tiene sobre algo. El nivel perceptual se refiere al primer acercamiento que se hace para conocer lo que ya existe.
Aprehensivo: En el nivel aprehensivo del sintagma el investigador accede a una complejidad caracterizada por el establecimiento de relaciones entre unos y otros aspectos de su investigación a fin de precisar una condición hermenéutica de la misma, según la información que se tiene hasta el momento. En esta fase interpretativa el investigador trasciende la actividad meramente compiladora y de cotejo de fuentes para  establecer relaciones, a fin de converger hacia interpretaciones propias.
Comprensivo: En el nivel comprensivo el investigador precisa con propiedad y fundamento los diferentes paradigmas presentes en la reflexión que ampara su actividad científica. Este propósito conduce a la precisión del sintagma gnoseológico, considerado como condición del saber, de la reflexión y de la investigación que corresponde al fundamento conceptual y filosófico de la emergencia gnoseológica y epistemológica consecuencial. En esta condición, se está en capacidad de precisar teorías, identificar convergencias, identificar manifestaciones y afluencias de pensamiento, de identificarlas en su argumentación y de afinar la orientación epistémica de su investigación.
Integrativo: En el nivel integrativo, el investigador emerge con una nueva teoría. Es un nivel heurístico, desde el cual se devela la fuerza tanto filosófica, como metodológica y científica, pues el interesado está, primero, con conocimiento de causa de los eventos de estudio, de su contexto y de su evolución, segundo conoce acerca de ellos, de sus variantes e implicaciones y, tercero, identifica las diferentes vertientes del pensamiento que sustentan su actividad científica y, consecuencia, está en capacidad de develar el misterio y de descubrir el fundamento y la esencialidad de algo. Ahora está en capacidad de fortalecer tanto la fuerza epistémica y argumentativa de su investigación, como el desarrollo de sus propias coordenadas de pensamiento.
Sobre los niveles de complejidad argumentativa de la investigación se debe tener presente que no en toda investigación se desarrollan los cuatro momentos aquí expuestos, como tampoco requieren necesariamente esos desarrollos. Algunas investigaciones sólo quedan en el primer nivel: ¡la mayoría de las investigaciones se quedan en el nivel monográfico! En otras se opta por un nivel interpretativo, como es el caso de investigaciones analíticas, explicativas y evaluativas. Algunas más pueden potenciar la indagación desde el nivel comprensivo. Muy contadas tienen la capacidad y la fuerza de emerger como proceso metodológico con argumentación propia –nivel integrativo-, distintiva de una mentalidad acuciosa, como también de un esfuerzo científico signado por la emergencia de una teoría.
Sea cual sea el nivel de complejidad, no pierde mérito la actividad que se haga, siempre y cuando se haga bien, pues todos y cada uno de los momentos de indagación son  necesarios, son esenciales y se requieren para otros efectos del conocimiento, ya que preparan el advenimiento de conocimiento y justifican futura actividad conceptual, filosófica y científica.

Algunas referencias
Barrera Morales, Marcos Fidel:
            2014. Filosofía de la ciencia. Quirón: Caracas.
            2006. Holística. Quirón: Caracas.
            2005. El intelectual y las ideas. Bogotá: Magisterio.
            2003. Holística, cosmovisión y comunicación, Bogotá: Magisterio.
Corominas, 1961. Diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Gredos.
Gadamer, Hans-Georg. 1995. El giro hermenéutico. Madrid: Cátedra.
Grodman. Ways of worldmaking. Madrid: Visor.
Hegel. 1997. Fenomenología del espíritu. Bogotá: Fondo de Cultura Económico.
Hurtado de Barrera, Jacqueline:
            2012. Metodología de la Investigación Holística. Caracas: Sypal.
            2007. El proyecto de investigación. Quirón: Caracas.
            2005. La formación de investigadores. Bogotá: Magisterio
Kuhn, Thomas. 1992. La estructura de las revoluciones científicas. Bogotá: FEC.
Mires, Fernando: 1996. La revolución que nadie soñó o la otra posmodernidad. Caracas: Nueva Sociedad.
Platón. 1961. Obras completas. Madrid: Aguilar.
Wilber, Ken; otros. 1992. El paradigma holográfico. Barcelona: Kairós.

El tema es tratado en los programas de formación científica de tutores, asesores y metodólogos de Ciea-Sypal en el marco de los diplomados (Universidad Santiago de Cali; U. de Los Libertadores, Bogotá. Universidad de la Región Andina, Bogotá. Universidad de Los Andes, Mérida. Universidad de Cajamarca, Perú. Universidad del Zulia, Maracaibo y Cabimas. Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Caracas. Universidad Latinoamericana y del Caribe, Ulac). Así como conferencias en variadas instancia académicas y de investigación. Una versión del texto se publicó en la Revista Magisterio Internacional (Bogotá) y se desarrolla en varios libros del autor.


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3 comentarios:

  1. Anónimo12:09 p.m.

    El material expuesto es excelente su escritor abordar la temática de los paradogmas,los paradgimas y los sintagmas de una manera totalmente inteligle al lector.

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  2. Muchas gracias por la explicitación de esos tres términos. Dilucida y esclarece muy bien dichas perspectivas teóricas.

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  3. Muchas gracias, me fue muy útil esta información. :) gracias

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